Dayron y Eva se han gustado muchísimo al verse, se han seducido con las palabras y se han comido con las miradas y literalmente untado con nata.
Eva es consciente de que tiene un buen físico, pero está abierta a los retoques estéticos, ya se ha hecho dos liposucciones y no descarta una cirugía de pecho. No liga demasiado porque es muy exigente y busca a hombre caliente y que le enseñen cosas en el terreno sexual. A Dayron, su cita, le gusta cuidarse para sentirse bien consigo mismo y en el amor también se considera un hombre muy pasional y entregado. Al ver a Eva ha sentido algo especial y rápidamente han comenzado a sentirse. Se han mirado al os ojos y ella ha soltado un “huele muy rico”.
Por el nombre, Eva ha tenido la sensación de que Dayron era cubano y no se ha equivocado, es masajista, especializado en maderoterapia, y espera quedarse en Madrid donde lleva solo tres meses.
Su cita ha comenzado hablando de sus tonos de piel y del motivo por el que Dayron dejó Cuba. Eva le ha contado que ella tiene un hijo de 8 años y a él le ha gustado mucho porque le encantan los niños, quería ser profesor de basket de niños y poder enseñar a los más pequeños. Él ha querido saber si le gusta ir de camping y ella le ha confesado que un par de día no le importaría dormir bajo las estrellas.
Rápidamente se han atrevido con el Rasca del Amor y no han dudado en hablar de sexo sin tapujos. A Eva le ha asustado que Dayron fuera dominante porque a ella también le gusta controlar la situación, pero “podría hacer una excepción con él”. A él le ha encantado saber que le excita que la agarren del pelo y que apuesta por el sexo fuerte.
En la intimidad del reservado, los solteros han comenzado a jugar con la nata montada y se han dejado llevar por la pasión. Se han comido enteritos y se han quedado con ganas de seguir descubriéndose fuera del restaurante.