Víctor y Victoria se han escuchado con muchísima atención, se han comprendido, se han sentido orgullosos de su transexualidad y han coincidido en lo que estaban buscando. Ambos están abiertos a relaciones abiertas, pero siempre con diálogo, no apuestan cien por cien por el sexo y desde pequeños han tenido claro que no estaban en el cuerpo adecuado.
Siempre con ternura y bondad en las miradas, se han contado cómo les dijeron a sus familias que eran personas trans. Víctor con tres años le decía a su abuela que quería tener pito y Victoria al revés “Con tres años preguntaba que cuándo se me caía el pito, pensaba que era como los dientes de leche”.