En un intento de hablar de sexo con Irene e intentar encontrar un punto en común con su cita, Christian le ha contado que su padre era un fenómeno y que desde muy pequeño le compraba condones porque quería que mantuviera un sexo seguro. Christian es un apasionado de las experiencias sexuales y se considera un Christian Grey, algo completamente opuesto a lo que siente Irene al practicar sexo. Para ella el sexo es sagrado y considera que “La sociedad esta sexualizada y no es insultar a la mujer, pero sí no respetarla”. Una filosofía sexual que ha terminado de dejar claro a Christian que entre ellos solo podía existir una bonita amistad.