Sonia está cabreada. Sin duda, las coreos grupales organizadas por uno de los bailarines es una prueba de fuego para la convivencia. Casi siempre, alguno de los coreógrafos se cabrea con el grupo por la falta de compromiso, la mala ejecución de los pasos ideados por ellos y por las tensiones que afloran en cada ensayo.
Esta semana no podía ser menos. Los bailarines andan enfrascados en los entrenamientos, muy duros, porque el examen de coreógrafos decide nada menos que una inmunidad. La mejor coreografía -que valorará el jurado- se llevará una inmunidad. Ambos no podrán ser expulsados pero sí retados por sus compañeros.
Al ser el premio tan importante, las sensaciones están a flor de piel. Y Sonia explotó al ver cómo el grupo de María, que ensayaba su coreografía en la sala contigua, le copiaba el "porté". Eso bastó para encender la mecha.
Sonia, en un ataque de impotencia, estalló. Según comentaba "parezco la tonta del culo que cuando ve estas cosas se tiene que callar la boca para que no haya malos rollos" e incluso subió de tono: "estoy hasta los cojones, tengo 18 años pero tengo más de dos dedos de frente".
Pese a que el grupo de María indicó claramente su intención de cambiarlo, Sonia siguió enfadada con el mundo, se dirigió indignada a la escuela y se metió en su cama. Se tapó con el edredón hasta que Jox llegó para consolarla, a lo que ella espetó: "¿quieres dejar de ser tan bueno, tonto, que nos toman el pelo como les da la gana?"
Finalmente mientras Sonia se desahogaba con Fer este dio con la clave: "como diría Lola, es parte de tu aprendizaje". En la Escuela de Fama ¡a bailar! todo tiene un por qué.