Inglaterra se aprovechó una vez más de la pasividad defensiva alemana para hacer el 2-1 y dar la vuelta al marcador. Nació de las botas de Hughes, el hombre con más fútbol por parte de los ingleses en el partido. Se deshizo de varios contrincantes en una internada por banda y, después, sirvió con un pase raso a Abraham, que solo tuvo que empujarla.