Eslovaquia buscaba el empate y dominaba cuando un codazo de Skriniar sobre el delantero inglés Abraham obligó al árbitro a detener el partido varios minutos. El defensa eslovaco y su afición protestaron por la supuesta simulación del inglés, pero no tenían razón. El árbitro no sacó tarjeta al brutal codazo, que pudo hacer mucho daño a su rival.