Portugal avisó en los minutos iniciales con varias llegadas de peligro sobre el área de España. De todas ellas, la de más peligró nació de las botas de Podence. El mediapunta luso se inventó un fortísimo disparo con su pierna menos buena, la zurda, que repelió el palo. La suerte se cruzó del lado de Kepa y de La Rojita.