La idea era encontrar unas misteriosas cuevas en las que pueden verse pinturas rupestres de wallabis. Por el camino, la familia se ha encontrado con una peculiar especie de hormigas, unas carnívoras que no dudan en morder a la pequeña Amaia cuando pasa sobre ellas. Tras varias horas andando, el guía que les acompañaba ha reconocido que... ¡Se había perdido! Parece ser que las cuevas tendrán que esperar.