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¿Cómo saber la edad de un gato?

  • La edad de los gatos no se calcula multiplicando por siete

  • Los dientes, los ojos y el pelaje son algunos indicadores para conocer la edad de un felino

  • Los gatos pasan por diversas fases de vida con conductas concretas

Los gatos han acompañado a los humanos durante siglos, de hecho, en el Antiguo Egipto eran considerados como protectores divinos. A lo largo de los años hemos compartido vínculos profundos con ellos, hemos observado su comportamiento y hemos deducido su edad, incluso la hemos intentado comparar con la de las personas. Pero ¿alguna vez te has planteado cómo saber realmente la edad de un gato? ¿Cómo cambian y se relacionan a medida que envejecen? Te presentamos algunos datos que tener en cuenta para conocer la edad del gato:

¿Cómo calcular la edad de un gato?

A diferencia de los humanos, que tienen un envejecimiento con una progresión lineal, el proceso de envejecimiento de los felinos es más complicado. Al igual que ocurre con la edad de los perros, tradicionalmente se creía que cada año de vida de un gato equivalía a siete años humanos. La realidad es que esta precisión no tiene relación.

Para comprender mejor la edad de un gato, muchos veterinarios y expertos en comportamiento animal emplean una fórmula que tiene en cuenta el desarrollo de los gatos durante sus primeros años de vida. Según esta fórmula, el primer año de vida de un gato equivale a 15 años aproximadamente. A partir de ese número, por cada año adicional se le añaden cuatro años humanos. Por ejemplo, en un gato de 4 años, su edad humana serían 27 años.

Factores a considerar para determinar la edad

Definir la edad de un gato puede ser un reto, sobre todo si no tienes constancia o información precisa sobre su historia o sus antecedentes. No obstante, hay varios elementos que se pueden tener en cuenta para estimarla:

  • Dientes: la dentición es uno de los indicadores más confiables. Los cachorros tienen dientes de leche sobre las 2-4 semanas de edad y son sustituidas por dientes permanentes a partir de los 3-4 meses. El estado de los dientes es crucial, los gatos mayores pueden mostrar más signos de desgaste, sarro o pérdida.
  • Ojos: el color de los ojos de los felinos se va volviendo más intenso según van cumpliendo años.
  • Orejas: las orejas son más flexibles y suaves al principio y más erguidas y rígidas a medida que crecen.
  • Pelaje: la textura, la calidad, entre otros, pueden ofrecer datos sobre los felinos. Los gatos pequeños suelen tener un pelaje más lanoso y suave mientras que los mayores más brillante y grueso. Asimismo, estos últimos pueden mostrar pérdida de color, adelgazamiento, etc.

Fases de la vida felina

Los gatos pasan por diferentes etapas de sus vidas y cada una tiene unas necesidades y comportamientos específicos.

  • Cachorros (0 - 6 meses): las crías experimentan un crecimiento y desarrollo rápido. Son curiosos, juguetones y dependientes de su madre o de sus dueños. Es fundamental cuidarlos mucho, educarlos, ofrecerles una buena nutrición, una estimulación temprana y cuidados veterinarios con regularidad para que puedan tener un desarrollo saludable.
  • Jóvenes (7 meses – 2 años): en esta etapa, alcanzan la madurez sexual y siguen desarrollando sus habilidades sociales y físicas. Continúan siendo curiosos y juguetones, pero se vuelven independientes. Es esencial que realicen mucho ejercicio físico y mental para asegurar su salud y bienestar. La socialización es una parte importante y resulta positivo que se relacionen todo lo que puedan con su entorno.
  • Maduros (7 – 10 años): A medida que se van haciendo mayores, se vuelven más tranquilos y relajados. Es importante prestar atención a cómo evoluciona su salud y realizar chequeos para controlar cualquier tipo de deterioro o cualquier aparición de enfermedades.
  • Seniors (más de 10 años): en esta etapa, los felinos son más propensos a experimentar problemas de salud relacionados con el envejecimiento como la pérdida de audición, la artritis, problemas dentales, entre otros. Es necesario cuidarlos, proporcionar una atención veterinaria regular, una dieta adecuada, un entorno tranquilo y confortable y adaptarse a sus necesidades cambiantes.