¿Qué lleva a un hijo a maltratar a sus padres? ¿Qué siento dentro? ¿Odio hacia ellos? Samanta Villar se pregunta todo esto y por ello decide hablar con una menor para conocer su punto de vista. Conoce a Paula, una hija conflictiva de dieciocho años que se encuentra interna en un centro de terapias para tratar su violencia. Le han diagnosticado (uno de cada diez menores lo ha sufrido o lo sufre) conducta agresiva.
Samanta acude a una de las sesiones de terapia en las que se encuentra Paula. Allí, el terapeuta nos explica cómo funcionan para rehabilitar a los menores. Paula lleva ocho meses ingresada y, en teoría, saldría en un mes y medio. Reconoce que se ve tan cambiada que “a veces me cuesta reconocerme”.
Quiere empezar de cero y Samanta le acompaña a la visita que hace a casa de sus padres ese mismo fin de semana. Durante el viaje, la joven reconoce que se autolesionaba y que lo más grave que llegó a suceder es caerse por una ventana. No le dejaban ir de fiesta y se intentó escapar por la ventana. Se rompió la cadera y los pies.
Paula se muestra arrepentida después de haberle hecho daño a la gente que quiere. En su reencuentro, su madre y su hermana la reciben con un gran abrazo, contentas de verla. Por su parte, Samanta Villar no ha podido evitar llorar ante este encuentro: “Me emociona conocer su historia y, como madre, ¿te imaginas lo que ha pasado esa señora y ella? Y ahora verlas abrazarse y entender lo que eso significa… es muy emocionante. Lo que aguantamos por amor es brutal”.
Una vez en casa, el padre de Paula les espera a todos nos hacen partícipes de algunas de las malas experiencias que han vivido y sufrido por culpa de la mala actitud de la joven. Los padres confían que volver a recuperar la confianza en ella.