Las ventas de congelados en España alcanzaron el pasado año un valor de casi 5.000 millones de euros y siguen creciendo debido a la crisis del COVID-19. Además, los ciudadanos han optado por cocinar y congelar parte de la comida para no tener que regresar al supermercado. El programa aborda esta cuestión y explica las precauciones que deben tomarse a la hora de manipular estos alimentos.
Los productos congelados son seguros para el consumo... siempre que se sigan unas normas básicas de seguridad. Hay que tener mucho cuidado en cómo manipulamos estos productos. Un gesto tan habitual como sacar un alimento del congelador y dejarlo en la encimera para cocinarlo al cabo de varias horas puede suponer un gran riesgo, ya que algunas bacterias como el E.coli pueden proliferar. Por eso, los expertos recomiendan sacar el producto del congelador el día anterior, envolverlo en papel film y dejar que se descongele en la nevera. Por otra parte, es importante tener en cuenta que no todos los productos se conservan en buen estado el mismo tiempo pese a que estén congelados.
El programa también echará por tierra uno de los grandes mitos de la alimentación: los productos frescos son mejor que los congelados. La nutricionista Yolanda García pone en valor a los congelados, que mantienen los nutrientes incluso mejor que los productos frescos. Además, son más baratos y la gente no es capaz de diferenciar el sabor cuando se cocina un alimento congelado y uno fresco, como se demostró en la cata a ciegas.
En un segundo reportaje, 'En el punto de mira' investiga las diferentes aguas de España. ¿Es mejor el agua embotellada o de grifo? El programa envía a analizar muestras de agua de Madrid, Barcelona, Cantabria y Valencia, junto a una muestra de agua embotellada, para conocer las verdaderas diferencias.
El catador de vinos Javier Pozo ha analizado el sabor, olor y textura de agua del grifo procedente de siete lugares distintos de España. Tras el análisis, ha hecho un ranking con ellas. La mejor agua, en su opinión, es la de Madrid. La peor, la de Barcelona.
A pesar de que esas aguas sean mejores o peores, todas son potables. No tienen esa suerte los habitantes de Lastras de Cuéllar, un pueblo segoviano cuyos habitantes no pueden beber agua del grifo porque contiene nitratos. de hecho, este agua puede provocar problemas cardiacos e, incluso, llegar a ser mortal.