‘En el punto de mira’ ha tenido acceso en exclusiva a unas declaraciones de Miguel Ricart, el único condenado por el triple crimen de Alcàsser, realizadas tras salir de la cárcel en noviembre de 2013 que, hasta ahora, no habían visto la luz. Ricard abandonó la prisión tras el final de la aplicación de la doctrina Parot en España, que aplicaba la reducción de penas sobre le máximo de tiempo que un preso puede estar encarcelado.
Aunque el condenado dio varias versiones de los hechos y contó detalles que solo una persona que habría participado en los crímenes podría conocer, tras su salida de prisión Miguel volvió a hablar: “Dejadme en paz. Yo os entiendo a vosotros que estáis haciendo vuestro trabajo, pero entendedme a mí. Todo eso ha sido un circo”.
Ya en su destino tras abandonar la prisión, Ricard explicaba que su cerebro era “una máquina de absorber”, y explicaba lo que necesitaba en ese momento: “¿Tú sabes lo que me conviene? Tirarme un mes encerrado en un sitio. Realmente a mí es que no me conocéis, si supierais realmente cómo soy…”. El único condenado por el crimen de las niñas de Alcàsser se lamentaba: “Yo no soy violento. Tengo que demostrar que yo no fui”.
Tras esas declaraciones, Miguel hizo una pregunta a los periodistas a los que estaba dando esas declaraciones exclusivas, la primera pregunta que formuló tras ser libre, que dejaba ver qué era lo que más le importaba en ese momento: “¿Cómo es mi hija? Me han dicho que es muy guapa”. Y continuó preguntando: “¿A nivel social, la cosa cómo está? ¿Jodida conmigo?”.
El condenado por el asesinato de las niñas tenía algo muy claro tras sus años en la cárcel: quería hacerse la prueba del pentotal, también conocido como el suero de la verdad. Esta sustancia es un narcótico que anula ciertas capacidades del individuo que lo toma y, ante un interrogatorio, podría decir la verdad, pero en España esta prueba no es lega.
Ricard contó también a los periodistas que en prisión coincidió con el hermano de Anglés y cuando le comentó “lo del pentotal” y “se acojonó”: “Decía: ‘a ver si vas a empezar a decir tonterías’ y yo ‘no, hombre no’. Precisamente se llama ‘el suero de la verdad’. Voy a decir la verdad […] Y un funcionario que lo escuchó dijo: ‘Se le ha puesto el culo más tenso que la tapa de un tambor. Lo has acojonado”. Y muy serio, también quiso puntualizar: “La verdad la dije en su día, lo que pasa es que no se me creyó o no se me escuchó”.
Pese a haber dado varias versiones de lo sucedido, al salir de prisión, Miguel se reafirmó en la declaración que dio en el juicio, en la que inculpaba a Anglés y a uno de sus hermanos, aunque nunca se pudo demostrar que ese hermano de Anglés estuviera implicado. Entre confesiones, Miguel aseguró no haber participado en el asesinato: “Sigo manteniendo que no estuve ahí, pero con eso voy a morir yo. Yo me hago eso (el suero de la verdad) y la pistola al lado. Y un tío que dispare”.
Ricart también tuvo unas palabras para el padre de una de las niñas, Fernando, la cara más visible tras el crimen, que puso contra las cuerdas la versión oficial, al asegurar que en el asesinato de las tres niñas habría más implicados, una versión que comparte Miguel Ricard, pero que jamás pudo ser demostrada.
Miguel Ricart llevaba en paradero desconocido desde que saliese de la cárcel en 2013 y realizase esas declaraciones que ha emitido en exclusiva 'En el punto de mira'. Pero el programa ha descubierto donde podría estar alojado en la actualidad ya que el pasado 15 de enero de 2021 Miguel Ricart fue visto en un barrio de Madrid acompañado de una misteriosa joven.
El asesino de las niñas de Alcàsser estuvo de fiesta en una casa okupa, lugar en el que muchos apuntan la existencia de narcopisos. Una de las personas presentes en aquel momento, ha hablado con Boro Barber, reportero de ‘En el punto de mira’
Además, el programa ha conseguido hablar con la madre de Antonio Anglés, la otra persona implicada en el crimen de las niñas de Alcàsser y que lleva fugado de la justicia casi treinta años. La mujer ha contesstado clara y concisa a la pregunta que todo el mundo se hacia: "Sí, fui yo la que le di a mi hijo dos millones de pesetas para que se fugara".