El pasado 24 de febrero, Ucrania decretó la movilización general de todas las personas que pudieran servir en el ejército. Desde entonces, unos 100.000 civiles se han unido a los militares para combatir contra los rusos que están invadiendo su país.
‘En boca de todos’ ha analizado quiénes son algunos de esos civiles que han dado un vuelco completo a su vida para coger un arma. Por ejemplo, Alina. Era concejal en el Ayuntamiento de Kiev e investigaba las construcciones ilegales, pero ahora se ha puesto el casco y está luchando.
También hemos conocido el caso de una pareja que se casó ayer mismo, vestidos con sus uniformes militares y enarbolando un ramo de flores y un arma de guerra.
Uno de los puntos fuertes del ejército ucraniano, que les ha permitido resistir las embestidas rusas, es su motivación. Valentyna vive al sureste de Ucrania y nos ha contado cómo está viviendo la guerra: “Tenemos motivación, lo que nos diferencia de los rusos es que no ganamos dinero, protegemos nuestra tierra. Ellos han llegado aquí, han organizado una invasión y terror sin escrúpulos. Nos matan, su única motivación es ganar dinero. Son criminales, terroristas y no tienen nada que ver con nuestro ejército, que está luchando por sus casas y sus vidas”.
Manuel Gazapo, el director del Observatorio Internacional de Seguridad, ha explicado que “la fuerza motivacional la tiene sobre todo el agredido, va a defenderse. Es la sensación de poder sobrevivir, de ahí que haya habido una cohesión mental, física, ideológica… La sensación de agredido es lo que les hace poder defenderse”.