La inflación está por las nubes y eso se nota en el bolsillo de los españoles. La guerra de Ucrania tiene buena parte de culpa de esta subida, por eso para conocer la situación real de la economía hay que recurrir a un nuevo término: la inflación subyacente.
La guerra ha provocado una gran volatilidad en los precios y la inflación subyacente intenta analizar en qué situación se encuentra la economía, excluyendo del IPC sus componentes más inestables: la energía (electricidad, gasolina, gas) y los alimentos no elaborados.
La inflación subyacente ha alcanzado el 4,4%, su dato más alto en los últimos 27 años. “Es la inflación que permanece, la que más va a costar bajar”, ha dicho el economista Santiago Carbó. Además, ha especificado que afecta a todos los ámbitos: ropa, calzado… e incluso a servicios que tienen poco que ver con el transporte, por ejemplo, la peluquería.