Hablamos con el hombre que ha sido ''obligado'' a vivir con su exsuegra: ''Mis hijos quieren declarar a mi favor''

El extraño y polémico caso del hombre que se ha visto ''obligado'' a vivir en la misma casa con su exsuegra tras su divorcio sigue dando mucho de lo que hablar. El pasado martes, ‘En boca de todos’ entrevistaba a Marisol, la exmujer, y ahora, el programa ha entrevistado en directo al protagonista de la otra parte de la historia, al exmarido, Antonio, quien asegura que todo lo que dice Marisol es mentira y afirma que sus hijos quieren declarar a su favor.

¿Cómo comenzó la ‘guerra’ familiar?

Al fallecer el padre de Marisol, su madre se muda a la casa de su pareja y su hijo, pero la casa es pequeña. Debido a esto, la madre de Marisol les dona su casa a ella y a su entonces marido, una casa más grande por cero euros. Tras 27 años, el matrimonio se termina y acuerdan dividir la vivienda en dos mitades, además, firman una cláusula que ninguno de ellos podrá seguir viviendo en esa casa con otra pareja.

Tiempo más tarde, Marisol encuentra pareja y se va con ella y su hijo a otra casa, sin embargo, la madre de Marisol continúa viviendo en la vivienda junto a su exmarido. Por este motivo, el hombre recurre a la justicia para echar a la madre de Marisol, pero la justicia le ha denegado la petición y este hombre deberá continuar viviendo muy cerca de su exsuegra. Tras estos problemas, la hija de Marisol tiene miedo de que su hijo no pueda heredar la casa de su familia.

Antonio da su versión de la historia: ‘’Lo que dice es mentira’’

El exmarido de Marisol ha desmentido a su exmujer y ha dado a conocer que la vivienda no se la donaron, si no que la compraron: ‘’Era de mi exsuegra, pero se la compramos por dos millones de pesetas’’.

Antonio explica que el motivo de su divorcio: ''Venía de trabajar y no se me cuidaba. Yo nunca comía ternera, comía cerdo y todos los demás comían ternera. Había dos compras, pero ya no se trata de lo que diga ella o lo que diga yo, tenemos tres hijos en común y quieren declarar, decir la verdad. No llevan mi sangre, tienen la de ella, pero me siento en la misma mesa''.

''El acuerdo es que yo me quedo una parte de la casa y ellos se quedan otra parte de la casa, yo les cedí el salón. Hasta que se muera ella no me van a dar el salón. Lo único que reclamo aquí es independencia, lo que quiero es que me den lo que me pertenece. Si tengo que esperar, pero que se arregle el terreno, que se puede dividir, yo no tengo por qué estar pagando el 50 por ciento de todos los gastos cuando tengo una tercera parte de la vivienda'', explica Antonio.