José María Ruiz-Mateos era un empresario de Rota que empezó sus negocios en los años 60 con el vino de Jerez, su empresa denominada Rumasa pronto se ramificó en numerosos campos económicos pasando a ser el mayor holding nacional desde 1961 a 1983: con más de 70.000 trabajadores, casi 700 empresas y una facturación anual de 2.000 millones de euros.
Era el hombre más rico de España, un religioso ferviente y un miembro del Opus Dei desde 1963, pero lo perdió todo un 23 de febrero de 1983, cuando el primer gobierno socialista de Felipe González toma la medida económica de la expropiación del holding Rumasa, y desde aquí Ruiz Mateos inició una guerra permanente contra todos los poderes de este país, incluso contra sus antiguos hermanos en la fe.
Víctor de la Cruz, su chofer cuenta cómo era: “Era una persona católica y una persona estrechamente vinculada al Opus Dei". Al igual que otros de sus conocidos. Javier Sáinz Moreno, abogado y amigo de Ruiz Mateos: “No se entendería Rumasa sin la información que recibía del Opus Dei, le informan de las empresas de las que se ha muerto el dueño, que los herederos se llevan mal entre ellos” y ahí encuentra oportunidades para comprar.
Juan Luis Galacho, periodista da más detalles: “La vinculación con el Opus es total, no queda la menor duda de que estuvo vinculado”. Aunque esto se termina, según cuenta su chofer: “Creía en el Opus de Dios, pero no en el del hombre. Ha sido de las personas que más dinero les ha donado, es incalculable. Cuando descubre que detrás de esa expropiación hay una mano negra que se llama Opus Dei y le pone cara, decide suspender todo tipo de relación y hacerles la guerra sucia a sus hermanos en la fe”.
Entre las cosas más destacadas de su vida, además está su huida a Londres, culpó al rey Juan Carlos I de engañarle, se fugó de la audiencia nacional, golpeó al ministro de Hacienda Miguel Boyer, siendo un prófugo de la justicia se convirtió en Eurodiputado, compró el Rayo Vallecano, intentó robar el sumario de Rumasa del Tribunal Supremo, creó un centro de investigación paralelo al CSIC para espiar a Felipe González, a otros políticos, banqueros y empresarios, se presentó a todas las elecciones del país, entre otras cosas y para ello contó con un equipo de fieles, en especial Víctor de la Cruz, su chofer.