La adicción a Arena of Valor, copia simplificada de League of Legends para móviles, ha llevado a sus creadores, el conglomerado chino Tencent, a colaborar con el Gobierno y limitar el número de horas de juego en menores de edad. Los menores de 12 años solo pueden jugar una hora al día, mientras que los jugadores entre 12 y 18 pueden hacerlo dos. Una medida que intenta frenar la escalada de noticias alarmantes en China: desde personas que han perdido la visión por jugar durante horas sin parar, menores robando dinero a sus padres para gastárselo en el juego y hasta un niño que saltó por la ventana cuando su padre le prohibió jugar más. Todos estos casos recogidos por la prensa estatal china, que se ha erigido en enemigo público del juego llegando a calificarlo como una "droga" y "veneno" para el país.

Asia lidera las listas de problemas de adicción a juegos de azar y apuestas. Por eso, el Gobierno chino también ha puesto el punto de mira en videojuegos como Arena of Valor, para sentar las bases que impidan que la adicción a los juegos online se convierta en un problema mayor en un país donde las adicciones son un grave problema nacional. China ha sido la primera potencia mundial en declarar la adicción a los videojuegos como un trastorno clínico, incluso algunas familias han puesto a sus hijos en tratamiento.

El problema no está en los videojuegos

Cualquier aficionado a los videojuegos reconoce que ha perdido alguna vez la noción del tiempo jugando a su título favorito. Yo lo he hecho, como también me excedido en alguna cena navideña o viendo un capítulo detrás de otro hasta terminar una serie con nocturnidad y alevosía. Si estás en este nivel, no te preocupes: la adicción va un paso más allá.

No es lo mismo comprar unos décimos de Lotería de Navidad que gastarte el sueldo de diciembre buscando el Gordo y el de enero en el Niño. Una adicción es un hábito de consumo del que resulta muy difícil prescindir por razones de dependencia. Los videojuegos (como todo en esta vida) pueden convertirse en ese hábito y si no estamos preparados para regularlo, pueden terminar convirtiéndose en adicción.

Así lo consideran prestigiosas instituciones como la APA (Asociación Americana de Psiquiatría), que ya discute sobre el término 'Internet Gaming Disorder', o lo que es lo mismo: adicción a los videojuegos en línea.

Los videojuegos no son una droga

A pesar de que la comparativa sea obvia, los videojuegos no son una sustancia preparada para tomar en dosis. Un videojuego, incluso los más adictivos como Arena of valor, es una herramienta que está ahí para ser usada y que, como el gimnasio o las compras, se pueden convertir en un problema si lo utilizamos compulsivamente. El problema está en la recompensa, ya sea ganar o conseguir determinado objeto dentro del juego. Buscar esa recompensa puede convertirse en una obsesión para los jugadores que hagan un uso incontrolado y excesivo del juego. A los menores se les puede sugerir metas dentro del videojuego que limiten las horas continuadas de juego sin llegar a prohibirles jugar.

¿Y si mi hijo se convierte en un adicto a los videojuegos?

No es fácil que un niño se convierta en adicto. Para ello tienen que entrar en juego muchos factores externos. Claro que hay casos extremos como el que ha saltado a los medios esta misma semana: un niño vacía la tarjeta de su madre comprando mejoras para el FIFA18. Pero por lo general son casos extraordinarios y aislados. En otro artículo ya hablé del peligro de confundir adición con afición, pero las principales claves para que eso no ocurra son las siguientes:

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Marcos Antón. Periodista especializado en eSports. Investigador en la Universidad Complutense. Apasionado de los videojuegos y los deportes electrónicos dentro y fuera de casa. Empeñado en convertir a los neófitos en aficionados a los eSports.