Manuel Herrera Perejón, con unos antecedentes de película, fue protagonista el 27 de abril de 2017 de uno de los episodios más lamentables vividos en la previa de un partido de fútbol. Aprovechando la visita del Betis al Athletic en San Mamés, viajó hasta Bilbao para agredir brutalmente a un aficionado vasco.
La agresión, grabada en la Plaza Nueva de Bilbao, no tardó en hacerse viral en redes sociales. Como consecuencia de este ataque aceptó, dos años después, una condena de ocho meses de cárcel por un delito contra la integridad moral.
Herrera cuenta con un amplio historial judicial. En 2018 cayó en el marco de una operación antidroga en Sevilla. Lo último que conocíamos hasta hoy era la sanción de 60.000 euros del Comité Antiviolencia por entrar a la zona visitante del campo del Getafe en un partido del Betis. El ultra andaluz tiene prohibido el acceso a todo recinto deportivo.
Durante los carnavales de Tenerife, el ultra bético ha sufrido una brutal paliza. En las imágenes que circulan por las redes sociales se ve a un ‘eufórico’ Manuel Herrera encararse e insultar a varios miembros de seguridad de una discoteca.
Como consecuencia, y según varios testigos, Herrera necesitó la atención médica y precisó de decenas de puntos de sutura. El incidente terminó con la intervención de la Unipol, la Unidad de Intervención de Policía Local de Santa Cruz de Tenerife.
Manuel Herrera tiene un cuerpo esculpido en el gimnasio y tintado con múltiples tatuajes. Uno de ellos ayudó a los investigadores de la Policía Nacional a detenerle por la agresión en Bilbao. En uno de los gemelos de sus piernas lleva tatuadas las letras A. H. T. R.: “Adolf Hitler tenía razón”.
El ultra bético también tiene en su espalda el lema del ejército alemán en la II Guerra Mundial: ‘Gott mit uns’ -“Dios esté con nosotros”-. Además en su pecho tiene la calavera Totenkopf, símbolo de una de las divisiones de las Waffen SS.