El permiso B de conducir permite conducir vehículos de hasta 3.500 kilos, automáticos o manuales, con un remolque ligero, que no sobrepase los 750 kilos. Además se incluyen otros vehículos como los ciclomotores, las motos de 125cc a partir de los tres años de antigüedad del carnet y vehículos especiales agrícolas y no agrícolas.

A pesar de ello, los permisos B de conducir con el código 78 poseen restricciones. Los conductores con este código sólo pueden conducir vehículos automáticos o sin embrague.

Si el permiso de conducir de un conductor se obtuvo con un vehículo automático (sin embrague y sin marchas), no podrá conducir un vehículo manual, o de marchas. En caso de que quiera hacerlo, debe volver a examinarse para obtener un nuevo permiso. En el caso inverso, un conductor examinado con un vehículo de marchas, puede conducir sin restricción uno automático.

Así figura en el Reglamento General de Conductores, donde dicta: “Si el aspirante realiza la prueba de control de aptitudes y comportamientos con un vehículo de cambio automático, esta circunstancia se indicará en el permiso de conducción y sólo habilitará para la conducción de un vehículo de estas características” y añade que “el hecho de superar cualquiera de las dos pruebas prácticas (destreza o circulación) con cambio automático dará lugar a la inclusión del código 78 en el permiso correspondiente”.

La CNAE (Confederación Nacional de Autoescuelas) propone que este código se elimine. En otros países europeos, este código no figura en los permisos de los conductores. Su principal queja es que la demanda para examinarse aumenta ante un sistema que vive colapsado y que, ante la imposibilidad de cambiar de un vehículo automático a uno manual, todo el mundo opte por examinarse con vehículos de marchas.

Por otro lado, CNAE alega que las autoescuelas se ven forzadas a no comprar vehículos más responsables con el medio ambiente, como híbridos o eléctricos, ya que todos son automáticos.

El presidente de la Confederación, Enrique Lorca, apoya la idea de otros países de Europa como Francia, Alemania y Suiza, que impulsan un modelo en el que los examinados con vehículos automáticos, en caso de querer conducir vehículo manuales, obtengan un curso de formación en las autoescuelas que los capacite para poder conducir manuales de forma segura, sin necesidad de ahogar el sistema de examinación.