Rotura del tendón de Aquiles: por qué se produce esta lesión
Tras un chasquido inicial, enseguida aparece un dolor muy intenso y no se puede caminar
La evolución de las técnicas de intervención y recuperación han posibilitado la recuperación total
Lo peor que le puede pasar a un deportista profesional es lesionarse. Pero si, además, habláramos de sufrir una lesión grave, quizás la rotura del tendón de Aquiles esté en el podium junto a una fractura o rotura de ligamentos. La rotura de este tendón supone una inactividad prolongada y afecta tanto a la práctica deportiva como a la vida normal. Pero, por suerte, hoy en día se ha evolucionado mucho en cuanto a técnicas clínicas y de rehabilitación y ya no significa la retirada del deporte que suponía hasta no hace tanto.
La rotura del tendón de Aquiles se produce por un desgarro del tendón que une la pantorrilla con el pie y suele sonar como un chasquido, muy doloroso, que impedirá continuar el movimiento normal de caminar. Es difícil tener señales previas en esta lesión, al contrario de lo que pasa con otras como, por ejemplo, las roturas de fibras.
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Cuando se sufre, ya sea un deportista o una persona normal, el dolor es muy agudo y el desasosiego corre rápido por la mente. Pero, como se apuntaba, la evolución médica ha sido muy positiva a la hora de corregir este grave problema y las recuperaciones son cada día más cortas en plazos y estables en el aspecto físico.
La rotura del tendón de Aquiles
Por lo general, la rotura del tendón de Aquiles requiere de una intervención que, con la evolución de la medicina, también se ha vuelto más sencilla y fiable. Se trata de unir el tendón y requiere un reposo de 6 semanas sin apoyar el pie y con una bota ortopédica que impedirá cualquier tipo de actividad deportiva.
Superado ese período se puede comenzar una pequeña rehabilitación, sin ningún tipo de peso que no sea el corporal, utilizando máquinas de steps y bicicletas elípticas con el mínimo esfuerzo para ir recuperando las sensaciones en la pierna afectada para poder llegar a los 3 meses andando.
Por supuesto, en todo este período, se alternarán dichos ejercicios con tratamiento de fisioterapia controlada. En esta fase ya se podrán alternar algunos ejercicios en máquinas con mayor resistencia con otros de gimnasio, como sentadillas, pero también si peso ni barra.
La forma de evolución de esta lesión tiene algunos daños colaterales que la mayor parte de las veces son inevitables. Por supuesto uno de ellos es un dolor en forma de molestia en la pierna que se rehabilita y, cómo no, una sobrecarga en la pierna sana, que provocará episodios de tendionosis e inflamación que serán corregidos una vez se restablezca el equilibrio de compensación de ambas articulaciones.
La lesión se suele superar entre los 5 ó 6 meses, siempre que se trate de manera correcta y sin querer avanzar más de la cuenta, cosa que puede tener graves consecuencias con posibles recaídas e, incluso, la rotura del tendón de la otra pierna por exceso de carga de trabajo. Los expertos coinciden en que es una lesión que se supera con relativa facilidad, muy al contrario de lo que sucedía hace unos años en los que era necesaria una cirugía muy intrusiva y con una clínica delicada.
No hay que tener un perfil específico para sufrir esta lesión: una rotura completa del tendón rotuliano puede ocurrirle a cualquier deportista. Eso sí, hay deportes más proclives en los que sufrir esta lesión, principalmente los que requieren cierta explosividad en las arrancadas, saltos o giros. Nos estamos refiriendo a tenis, baloncesto, fútbol, squash o voleibol, entre otros. Es una lesión muy identificada con la que grandes leyendas han tenido que lidiar.
Estamos hablando de míticos jugadores como el gigante lituano Arvydas Sabonis. Su caso es uno de esos ejemplos que, de haber sucedido en la actualidad no le habría impedido desarrollar toda su capacidad física a lo largo de los años 90 del siglo pasado. En 1986 se rompió el tendón de Aquiles y, pese a tener todos los medios a su alcance en la antigua URSS, la presión política hizo que volviese demasiado pronto a las canchas.
Esa decisión provocó una cascada de problemas físicos en las rodillas por sobrecarga y debido también a que se trataba de un jugador de 2,20 de altura. Aun así, y por ser optimistas, jugó hasta 2003 ganando una Euroliga, jugando en la NBA, siendo mejor sexto hombre, incluso siendo jugador de la semana en la exigente liga profesional y entrando en el salón de la fama.
Otros jugadores de baloncesto también pasaron por trances similares, como por ejemplo el añorado Kobe Bryan, que tras romperse el tendón de Aquiles aún tuvo fuerzas para tirar (y anotar) 2 tiros libres de la personal que se había señalado. Posteriormente se recuperó y jugó a buen nivel hasta su retirada. Quizás los casos más recientes son los del compañero de Luka Doncic, Dwight Powell, y el de otra gran estrella de la NBA, Kevin Durant.
En el fútbol americano, un deporte también de una explosividad extrema, varios han sido los jugadores que han sufrido esta dolorosa lesión como el defensa de los Seattle Seahawks Richard Sherman o Chris Conley, el también defensa de los Kansas City Chiefs. Fuera del deporte americano, recordamos lo sucedido en Milán con David Beckham cuando se rompió el tendón de Aquiles en un pase sin nadie alrededor. Por suerte, todos han superado la lesión y volvieron a jugar a alto nivel.