Guardiola es, sin duda, uno de los entrenadores más influyentes de la historia. Su estilo de juego, herencia del que implantó en su día Johan Cruyff, es su mayor legado. Una apuesta por la posesión y el toque que va mucho más allá de su propio concepto. Una metodología que le ha dado muchos títulos, viviendo la época de máximo apogeo con el ‘sextete’ logrado en 2009 por aquel Barça legendario.
Pep nació en Sampedor, una localidad barcelonesa de 7.500 habitantes. Sus padres procedían de un entorno humilde; padre albañil y madre ama de casa. Ambos le apoyaron en todo momento en sus intenciones de tratar de ser futbolista; como prácticamente cualquier crío.
En primer lugar comenzó a formarse en las categorías inferiores del Nástic de Manresa, pero ya se veían maneras de que era un jugador especial y no tardó en entrar a la Masía en 1984, con tan solo trece años. Desde ahí fue directamente a las categorías inferiores del F.C Barcelona, donde fue ascendiendo a medida que crecía.
El chaval de la cantera, con un toque especial y una capacidad organizativa impropia, llamó la atención de Johan Cruyff. El técnico holandés le hizo debutar el 16 de diciembre de 1990 frente al Cádiz en el Camp Nou.
Curiosamente, algunas de sus primeras apariciones fueron como defensa central, rol al que no estaba acostumbrado, pero en el que supo desenvolverse con una solidez innata pese a su juventud. Pero pronto retornaría a la posición natural en el centro del campo, siendo el organizador de uno de los Barça más brillantes de la historia; aquel conocido como el Dream Team que se llevó la Champions de 1992 tras vencer en la final a la Sampdoria.
Fue el referente del equipo a lo largo de las once temporadas en las que vistió la elástica blaugrana. 378 partidos oficiales con el equipo, en los que ganó también seis ligas. Quizás, las mayores pegas en su carrera llegaron con su mala fortuna con alguna lesión, que le impidió formar parte del combinado nacional español en el Mundial de Francia 98 y en el de Japón y Corea 2002.
El de Sampedor dejó el Barça en 2001 y cambió de aires fichando por el Brescia italiano, donde desplegó su alto nivel de fútbol. Eso le llevó a la Roma, un equipo de mayor enjundia, pero allí solo disputó cinco partidos; su estilo no era del agrado de Capello, entrenador por aquel entonces del cuadro romano, por lo que retornó al Brescia en el mercado invernal.
En Italia vivió una época bastante amarga en su carrera, debido a que dio positivo por nandrolona en un control antidopaje: fue multado con cuatro meses de suspensión, multa de 2.000 euros y siete meses de prisión, aunque no cumplió esta última condena. Realizó varias apelaciones, pero tuvo que esperar seis años hasta que en 2007 el Tribunal de Apelación de Brescia le absolvió de toda culpa.
Tras este episodio, Guardiola decidió disputar sus últimos partidos en el Al-Ahli de Qatar, donde fue elegido mejor jugador extranjero en su primer año. Aunque su último equipo fue el Dorados de Sinaloa de la liga mexicana.
Pep Guardiola había mostrado durante años ser un auténtico líder en los terrenos de juego. Su visión de los partidos y la forma de entender el fútbol, dejaban claro que, el siguiente paso, sería el de comenzar a ejercer de entrenador.
Pero, desde luego, que nadie esperaba un comienzo tan increíble en los banquillos. Tras realizar el curso de entrenador, pronto el club de su corazón apostó por él y comenzó a dirigir al Barcelona B, con el que se proclamó campeón de Tercera División y consiguió el ascenso a 2ºB.
Ante tales resultados, el Barça, en una época con dudas en el banquillo, Laporta decidió apostar por él. El técnico trasladó su filosofía de juego y de cantera, subiendo al primer equipo a tres de los pupilos que entrenó en el filial: Sergio Busquets, Pedro Rodríguez y Thiago Alcántara.
Una apuesta arriesgada que funcionó a las mil maravillas. Su primera temporada, en 2009, fue un sueño difícil de repetir. Aunque perdieron ante el Numancia en su debut, el técnico acabó logrando un histórico sextete: Liga, Copa del Rey, Champions, Supercopa de Europa, Supercopa de España y Mundialito de Clubes.
Ganó un total de catorce títulos con el Barcelona en tan solo cuatro temporadas, entre ellos tres Ligas, tres Copas del Rey, dos Champions League, dos Supercopas de Europa y dos Mundialitos de clubes. Era el mejor Barça de la historia, y no podía serlo sin su visión del fútbol; sin su tiki-taka.
Tras ganar todo necesitaba un reto y optó por fichar por el Bayern de Munich. Dirigió al conjunto bávaro durante tres temporadas, venciendo en los tres campeonatos locales sin discusión, el de la temporada 2014 superando con los 90 puntos obtenidos el récord establecido por Jupp Heynckes el año anterior, lo que llevó al equipo a proclamarse campeón de forma matemática en el mes de marzo.
También se llevó otros títulos como una Supercopa de Europa y otro Mundialito de clubes, ya que el equipo alemán había ganado la Champions del año anterior, lo que puso un alto nivel de exigencia al entrenador catalán.
Desde la temporada 2016 lleva las riendas del Manchester City, club que pretende auparse al olimpo el fútbol europeo, y quiere que Guardiola sea su timón. El técnico mantiene imperante su particular estilo y su característico nervio en cada partido; eso le ha hecho ganarse el cariño de su afición. Y él, ha contestado con títulos, como mejor sabe: dos Premier League o tres copas de Inglaterra incrementan a 29 los trofeos que ha ganado, hasta el momento, como entrenador.