El Rally Dakar no solo es una competición deportiva, también está lleno de historias humanas y de mucho sentimiento. Manuel y Mónica Plaza son un padre y una hija que juntos compiten en este evento deportivo. Como es habitual durante la carrera el coche de ambos se averió y salieron del vehículo para buscar ayuda.
Estaban esperando cuando vieron pasar al camión de asistencia y Mónica fue la que intentó correr detrás de él para alcanzarlo. La joven no pudo hacerlo y la desesperación por no encontrar salida llegó de nuevo. De repente un grupo de hombres pasaron por allí y su padre le dijo que se montara con los señores.
En el momento en que el grupo se fue, Manuel se dio cuenta de que su hija a lo mejor podía correr peligro por montarse con esos desconocidos y empezó a llorar. Esta historia afortunadamente tiene final feliz y al tiempo Mónica regresó en perfectas condiciones y con la ayuda necesaria para arreglar el coche.
Los dos se reencontraron y se fundieron en un abrazo para certificar el final feliz.