Mantener una alimentación sana es vital para obtener bienestar. Una dieta equilibrada nos ayudará a sentirnos mejor con nosotros mismos por fuera, gracias a la nutrición llevada para estarlo por dentro. Uno de los componentes a tener en cuenta para tener un estado vital óptimo es la inclusión de la fibra en nuestra alimentación.
La fibra aporta a nuestro cuerpo numerosos beneficios. Entre los más importantes, disminuye el riesgo de padecer enfermedades del corazón, nos ayuda a reducir el estreñimiento, disminuye los niveles de glucosa y colesterol en sangre y también evitará que padezcamos obesidad.
Tenemos un aparato digestivo diseñado para que la alimentación incluya una cantidad de fibra de entre 20 y 30 gramos, cantidad que solo conseguiremos con un buen número de alimentos de origen vegetal en la dieta.
La fibra dietética, procedente de los componentes de alimentos de origen vegetal, no nos proporciona sustancias nutritivas, pero se erige como básica para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Estos alimentos de origen vegetal muestran dos tipos de fibra: soluble e insoluble.
La fibra soluble la podemos encontrar en frutas, verduras, hortalizas, legumbres o incluso en algas. Por su parte, la insoluble, no se disuelve en agua, aunque puede absorberla, aumentando su volumen y siendo beneficioso a nivel intestinal, para ayudar a regular el tránsito. En este aspecto encontramos en cereales integrales o frutos secos, principalmente.
Tenemos diversas opciones a la hora de incluir en la dieta alimentos ricos en fibra de una forma fácil y nutritiva.
Desayunar un buen tazón de cereales es una buena forma de introducir una gran cantidad de fibra. El salvado de trigo aporta cerca de 40 gramos de fibra por cada 100 gramos de alimento, siendo una de las opciones principales a las que acudir si queremos aumentar el volumen de este nutriente.
La avena y el chocolate negro, si tiene entre el 70% y un 85% de cacao, son otra combinación perfecta para los desayunos. Ambos alimentos tienen beneficios que aportarán también una mejora a nivel anímico.
Otra opción similar y poderosa son las semillas de chía, con una cantidad similar al salvado de trigo y que, además, contienen omega 3 y favorecen el efecto de saciedad para disminuir las comidas entre horas.
No debe faltar tampoco en nuestra alimentación una buena ración de legumbres, ya que aportan fibra en grandes cantidades. Las judías pintas o blancas son la mejor opción en este aspecto, aportando cerca de 25 gramos de fibra. También las habas secas.
Los frutos secos, especialmente las almendras, son buena fuente de fibra, con más de 10 gramos de aporte. Además, son ricos en proteínas, por lo que su ingesta es bastante recomendable gracias a sus numerosos beneficios.
Hay muchos alimentos ricos y recomendables para incluir en nuestra dieta y que nos aporte la fibra necesaria: frambuesas, alcachofas, el brócoli, el aguacate o las manzanas no deberían faltar en vuestra rutina alimenticia rica en fibra.