Puede que no sea el luchador de UFC más conocido del circuito, pero la historia de Yannick Bahati es una de esas que hacen admirar a un deportista por su afán de lucha y superación.
Este luchador británico, nacido en el Congo, tiene tras de sí una desgarradora historia debido a una infancia complicada debido a la larga historia bélica de su país natal.
Fue un período de limpieza tribal y étnica en una guerra civil bajo el, entonces presidente, Mobuto Sese Soko, quien fue derrocado y vino como resultado directo del genocidio de Ruanda en 1994, e involucró a varios países africanos en desacuerdo.
“Pasé por tres guerras. He visto hombres asesinados frente a mis ojos. Incluso a mi abuela la sacaron de nuestra casa y la mataron en el selva. El ejército estaba recogiendo gente de cierta tribu, los tutsis, y mi abuela era de esa tribu”, afirmaba Bahati, apodado como “La Mamba Negra”.
Siendo solo un niño, Bahati recuerda cómo, en medio de esa limpieza étnica, fueron a por su abuela. Su familia intentó esconder a su abuela, pero ella no tenía miedo, pensó que era su momento y los esperó en la sala de estar. Ella no se resistió. El luchador recuerda estar sujetando la mano de su primo en ese momento. Un instante tristemente inolvidable para él.
Bahati fue un refugiado de guerra en la ciudad congoleña de Goma, donde le llevaron sus padres cuando tan solo tenía dos años de edad. Se tuvieron que mudar en muchas ocasiones, ya que la experiencia en ese nuevo sitio tampoco era positiva. Repleta de refugiados escondidos de la guerra, tratando de escapar.
En una huida en autobuses, afirma que se perdió una vez, rodeado de miles de personas corriendo. El pánico hizo que se subiera en el primer autobús que encontró. Afortunadamente, su destino era el mismo al que iba su familia, quienes le estaban esperando.
“Estabas cenando y comenzabas a escuchar armas y tenías que esconderte debajo de la cama o la mesa. Si en media hora no se detenían, evacuarían la ciudad”, asevera un Bahati quien está convencido de que todo lo que tiene que vivir a partir de ahora es un regalo.
Hechos de ese calibre y una infancia tan dura, marcan la vida de cualquier persona. Fue una de las razones por las que con 12 años se mudó desde Kenia al Reino Unido. Pero tampoco fue sencillo. No conocer el idioma hizo que se metiera en muchas peleas en la escuela. Aunque asegura que no fue mucho. Los niños son crueles. Algo que, afirma, no le importaba. Y daba visos de hacia dónde se dirigiría su vida profesional.
Acabó mudándose hasta Wigan, donde comenzó a hacer judo, teniendo claro que, en la vida, le tocaba luchar. El rumbo le llevó hasta Wigan, donde comenzó a practicar MMA, comenzando un camino que le ha llevado a ser profesional de las artes marciales mixtas.