Si hace unos días el gran gesto del mundo del fútbol turco, volcándose con los niños afectados por el terremoto vivido en el país, daba la vuelta al mundo cuando los aficionados lanzaban miles de peluches al terreno de juego, esta semana se habla de una situación completamente contraria a la vivida.

El encuentro de la segunda división turca entre Bursaspor y Amedspor se volvió un infierno en pocos minutos. Los jugadores de los dos equipos se pelearon en el campo antes del partido, y después de la inspección de campo, los hinchas anfitriones comenzaron a lanzar objetos, petardos y hasta un cuchillo a los jugadores del Amedspor. El partido se disputó igualmente y los locales acabaron con victoria (2-1).

Una vez finalizado el encuentro, el Amedspor denunció en sus redes sociales que sus jugadores habían sido atacados aún después del partido: "Al final del partido, nuestros jugadores fueron atacados en el vestuario y en los pasillos por los agentes de seguridad del Bursaspor, el personal del club y los guardias de seguridad. Hay fotos de los ataques".

El equipo visitante pertenece a una zona habitada por kurdos y sufrieron por ataques racistas incluso antes del inicio, mientras la afición local estiraba varias cortinas que hacen referencia a los asesinatos ocurridos en los años 90, donde fueron asesinados cientos de kurdos. El lateral del terreno de juego estaba visiblemente tapado por varios objetos, pero el árbitro no dio por terminado el partido, a pesar de lo ocurrido, dejó que se disputaran los 90 minutos.

Según medios turcos, 7 personas, incluidos guardias de seguridad, fueron detenidas tras el escándalo. El Bursaspor no reaccionó ante lo sucedido, pero compartió un video de tan solo medio año antes, en el que se puede apreciar que hechos similares ocurrieron cuando su equipo jugaba en la casa del Amedspor. "Esperaríamos la misma sensibilidad después del partido en Diyarbakir... Bursaspor está por encima de la política, esta es la ciudad misma. ¡Esta ciudad es nuestra! ¡Este amor es nuestro! ”, escribieron en la publicación.

El ministro de interior turco,  Süleyman Soylu , reaccionó ante lo sucedido: "Lo que pasó en el partido es inaceptable y no tiene cabida en el deporte. Se iniciará una investigación contra los funcionarios responsables de tales carteles que ingresan al estadio, estos funcionarios han sido suspendidos”, escribió.