Tania Álvarez es una boxeadora de 21 años, nacida en Sant Esteve Sesrovires, una población conocida mundialmente gracias a Rosalía. También creció allí Jana Fernández, defensa del Barcelona.
Tania se ha convertido en la primera boxeadora española en pelear en el Teatro del Madison Square Garden de Nueva York. Pero, a pesar del hito, este deporte aún no le permite llegar a final de mes. Es el reflejo de un hecho: a día de hoy, ninguna boxeadora española puede vivir exclusivamente de pelear en un ring.
La boxeadora ha concedido una entrevista a EFE, donde explica que compagina varios empleos con la práctica del boxeo, para poder conseguir el dinero para llegar a fin de mes: "El sábado trabajo como recepcionista en el gimnasio donde entreno y otro día a la semana limpio una casa durante unas horas."
Los empleos extras le sirven a la joven boxeadora para pagarse la gasolina del trayecto en coche que realiza a diario entre su casa, en Sant Esteve Sesrovires, y su lugar de entrenamiento, en la cercana localidad de Castellbisbal, ambas ubicadas en el noroeste de Barcelona. Son 15 kilómetros que completa en 20 minutos: "Hago lo mínimo para pagarme la gasolina para venir a entrenar. Por suerte, no tengo que pagar un alquiler o la comida porque me ayudan mis padres", explica la jugadora.
Tania perdió en el Madison ante Skye Nicolson, la australiana, de 27 años, se convirtió en la campeona del mundo del peso pluma silver de la WBC por decisión unánime de los jueces. Tania habló sobre la oportunidad que se le abrió tras jugar en un campeonato de Estados Unidos: “No tienen nada que ver las bolsas de dinero que cobro en España con la que cobré en el Madison. Esta oportunidad me ha generado más visibilidad. Poco a poco pueden ir surgiendo más oportunidades con bolsas económicas mayores”.
“El hecho de no haber tanto interés mediático en España provoca que haya poca gente que te apoye económicamente y que aparezcan pocos patrocinadores”, lamenta. Ella tan solo tiene uno. La marca Charlie, que le proporciona todo el material de boxeo con el que entrena y compite.
“Creo que el combate en el Madison me abrirá puertas. He conocido a mucha gente y la repercusión que ha tenido ha comportado que haya crecido mi número de seguidores en las redes sociales, algo muy importante a la hora de que las marcas se interesen por ti”, explica la boxeadora catalana.
Álvarez empezó a ir a clases de boxeo con 14 años. Previamente, probó la natación, el ballet, el fútbol, el taekwondo, la gimnasia rítmica y la hípica. Pero ninguno de estos deportes le motivó suficientemente. “En esa época, mi madre vio que había un gimnasio de boxeo cerca de casa y le propuso a mi hermano probarlo. Pero yo también quise probar. Es el único deporte que me ha enganchado desde la primera vez que lo practiqué”, sentencia.
En la familia, la preocupación llegó cuando Álvarez decidió que se quería dedicar a boxear como modo de vida. “Mi padre me encerró en una habitación durante tres horas y me puso todas las noticias que encontró sobre lesiones de boxeadores. Esas tres horas no sirvieron para nada”, explica con una sonrisa.
Más allá del peligro físico que comporta el boxeo, los padres de Tania Álvarez tenían otra preocupación: “cuando ya vieron que estaba decidida a hacerlo sí o sí, lo que les preocupó fue el hecho de que si no tenía unos estudios o algo más a la larga me pudiese quedar sin nada”. Además de sus múltiples trabajos, ahora está estudiando un ciclo formativo de nutrición y dietética.
La aparición de nuevas referentes como Tania Álvarez es un primer paso para que la historia empiece a cambiar.