Para muchos son parte indispensable del mundo del fútbol. Para otros, una lacra que lo único que hace es manchar el deporte rey. Pienses como pienses, las peleas de ultras llevan años en nuestro fútbol y, aunque parezca que en menos cantidad, sigue habiendo cada fin de semana.
Esta vez fue el turno de los ultras del Nápoles, que viajaban a Génova para el partido ante la Sampdoria, y los ultras de la Roma, que estaban de camino a Milán. Dos aficiones, que no se enfrentaban entre ellas, pero que acabaron a palos en mitad de la autopista A1, cerca de Arezzo, en Toscana.
Según informan las autoridades, fueron los napolitanos los que atacaron en un primer lugar a los aficionados de la Roma. “Los hinchas bajaron de los coches, encapuchados, con palos, y empezaron a tirar petardos hacia el área de servicio de la autopista, y desde allí respondían tirando otras bengala”, comentaba un testigo en La Gazzetta dello Sport’ .
La pelea ocurrió además en el área de servicio, “Badia al Pino”, dónde en 2007 un ultra de la Lazio acabó perdiendo la vida tras una pelea con los ultras de la Juventus. En este caso, tan solo hay un herido por arma en el enfrentamiento ocurrido en la carretera.
En el año 2014, un día antes de la Copa de Italia, Ciro Espósito, ultra del Nápoles, acabó siendo asesinado por un ultra de la Roma durante de la pelea. Un hecho que acabó siendo tema político y que a día de hoy, casi 10 años después, mantiene vivo el fuego entre dos aficiones que se odian.
“Estos no son hinchas. ¿Autopista cerrada y viajeros italianos bloqueados? Que paguen los daños con sus bolsillos y no entren nunca más en un estadio”, comentaba Matteo Salvini, vicepresidente del congreso tras ser preguntado por las largas colas de 13 km de atasco.