Hoy nos toca recordar la trágica historia de Paul James. El futbolista nacido en Gales, pero que jugó el Mundial de México con Canadá en el año 86, está viviendo un calvario y se encuentra en las calles de Londres pidiendo limosnas y dinero para poder comer.

Según publica el diario Olé, Paul, que a día de hoy tiene 59 años de edad, fue internacional con la selección de canadá en 47 ocasiones. Jugador del Toronto Blizzard, Hamilton Steelers, Doncaster Rovers, Ottawa Intrepid y London Lasers entre otros, el futbolista consiguió ganar una Concacaf y defendió la camiseta de Canadá en los Juegos Olímpicos. Pero un día todo cambio.

Su calvario comenzó en Canadá, en dónde empezó a consumir cocaína casi a diario en 1998. Algo que estaba muy mal visto en ese país y en dónde se empezó a sentir desprestigiado por el resto de personas. En ese momento, Paul llegó a dormir en las calles de Toronto y en pedazos de cartones en la Catedral de Westminster.

Poco después se marchó de Canadá rumbo al Reino Unido con tan solo una bolsa en la que llevaba mantas, ropa vieja y un pequeño Ipad con la pantalla rota. En los barrios más peligrosos de Londres comenzó a pedir limosna pero, según relató el propio James, no con la intención de drogarse.

"¿Para qué pido dinero? Para ser independiente. Para recuperar una apariencia de normalidad. Poder llevar ropa y zapatos propios y no de segunda mano. Para no tener que recaudar fondos para comprar mis propios artículos", le explicó el galés en una entrevista a James Sharpe.

Paul, que estuvo en la misma escuela de Gareth Bale, fue olímpico pero su vida cambió de la noche a la mañana por probar las drogas. "Mi carrera futbolística lo fue todo. No debería haber perdido un día de trabajo. Si tuviera que terminar mi vida mañana, lo cual no haré, la gente lo entendería. Porque ha sido una maldita brutalidad", declaraba el exfutbolista. Sin duda, una historia más del problema de las drogas en la sociedad.