Miles de personas asistían a la jornada de puertas abiertas de la Copa Davis. La expectación era máxima ante el estreno del formato y Piqué como maestro de ceremonias. 3.000 aficionados abarrotaban las gradas en el entrenamiento de Nadal. Cuando finalizó, fue despedido con una gran ovación.
Y todo bajo la atenta supervisión de Piqué, con un ojo en la pista y el móvil en la mano, comentando el entrenamiento con sus acompañantes y ultimando detalles con la organización.