El tenis es un deporte muy completo. Manos y pies se necesitan para su práctica. Es muy técnico por lo que requiere una mayor preparación física. Contra más estés en forma, más posibilidades tendrás de evitar daños o lesiones. Esto no solo les ocurre a profesiones, personas que por afición o de manera amateur lo practiquen también estarán expuestos a este tipo de circunstancias.
Seguramente te suene más el segundo nombre. Esta es la lesión de tenis que más sufren estos deportistas y de ahí el término. Suele producirse con más frecuencia en personas que están empezando, que juegan pocos partidos y muy largos y el resto de la semana o del tiempo llevan una vida muy sedentaria. No están preparados para esa intensidad y uno de los sitios donde se puede reflejar es ahí.
Se crear pequeños microtraumatismos en la parte externa del codo a causa del movimiento mecánico que se produce al golpear la pelota. Hay diferentes factores que pueden provocarla como pueden ser ese uso constante y con tensión del brazo del tenista, la rigidez de las cuerdas de la raqueta, las técnicas que tengas de juego o las retracciones musculares, entre otras cosas.
El hombro está asociado directamente a los continuos golpeos de la bola que hace el tenista con la raqueta por lo que el nivel de exigencia con esta parte del cuerpo es mayor. Pueden llevarte a ella la ejecución de los lanzamientos que estén cercano a las posiciones de bloque articular o la falta de control motor de los estabilizadores del hombro.
Las más usuales son las contusiones o lesiones provocadas directamente en los manguitos rotadores. Son unos músculos que se encarga de la movilidad y permite la rotación de los brazos. Esto puede deberse a movimientos bruscos que se hacen durante la rotación del brazo.
Tanto en los entrenamientos como en los partidos el cuerpo está exigido al completo físicamente. Para hacer golpeos no solo se necesita tener buenos brazos, sino también contar con una gran estabilidad en las piernas. Este tipo de ejecuciones en carrera puede provocar algún movimiento más brusco de la cuenta o exigido en el que las rodillas pueden sufrir las consecuencias.
Si hay algo que caracteriza a los partidos de tenis es que no tienen un tiempo estimado de duración y esto conlleva a una exigencia física máxima. Las carreras, sprint, los cambios de ritmo o las frenadas en seco pueden hacer que los tendones, en concreto el rotuliano y el del tríceps sural o aquiles, sufran muchísimo más.
Al ejecutar el golpe, aunque las partes más implicadas sean brazos y hombros, pues son el contacto directo, se necesita de todo el cuerpo para poderlo realizar de manera efectiva y potente. Para hacer estas ejecuciones en muchas ocasiones hay que hacer un movimiento rotatorio balístico. El problema de esto es que las vértebras no están hechas para hacer esto por lo que termina dañando las carillas articulares o el disco.
Al final un tenista pasa horas y horas empuñando una raqueta con la presión que esto implica. Esto se traduce en que el túnel carpo, un ligamento de la muñeca, está altamente exigido y puede derivar en hormigueos, cambios de sensibilidad o incluso impotencia funcional.