Novak Djokovic está de enhorabuena. El tenista serbio podrá viajar el próximo mes de enero a Australia para disputar el primer Grand Slam de la temporada, donde ya tiene un total de nueve entorchados. El gobierno australiano ha decidido retirar la prohibición de entrada al país para los próximos tres años tras la polémica deportación de principios de este año.
El viaje de Nole a Australia se convirtió en tema de apertura de todos los informativos del mundo. A pesar de que en un primer momento el Open de Australia consiguió una visa para el jugador sin estar vacunado, el gobierno mandó retener al jugador serbio en la fuerza fronteriza del aeropuerto de Melbourne. Durante varios días, quedó ingresado en un centro de control para inmigrantes ilegales que habían intentado entrar en territorio australiano y con una reclamación judicial por parte de Djokovic.
Después de que un juez validara provisionalmente la entrada de Djokovic en el país y reconocer este que el balcánico poseía una visa válida e incluso llegara a entrar en la pista central, la potestad del ministro de inmigración y el gobierno australiano de poder retirar la visa se impuso y días después fue deportado del país. Ahí empezaba un año de quebraderos de cabeza para Djokovic fuera de las pistas.
La deportación de principios de año conllevaba también la retirada de esa visa durante los próximos tres años, impidiendo su entrada al país. Pero hace unos meses, hubo un cambio de gobierno tras las elecciones y ahora ha decidido anular esa sanción. Durante las últimas semanas, los abogados de Djokovic han trabajado para lograr esta decisión y poder volver a Australia.
Por lo tanto, Djokovic sí estará este año en Australia a pesar de que continúa sin querer vacunarse con el COVID-19 y haber reconocido que asumiría no volver a jugar en algunos torneos por esta decisión. En esta ocasión, el jugador serbio sí estará y buscará lograr su 23º Grand Slam e igualar a Rafa Nadal.