Carlos Alcaraz es el jugador más divertido de ver de todo el circuito ATP y cada día hay menos dudas de ello. Tras un debut sin problemas en Roland Garros, la tónica cambió en su segundo partido en París. El del Palmar tuvo que saber sufrir, remontar y hacer puntos imposibles para ganar a un Albert Ramos que dio mucha guerra.
El tenista español Carlos Alcaraz se aferró a Roland Garros este miércoles con una trabajada victoria en cinco sets contra su compatriota Albert Ramos en segunda ronda, salvando una bola de partido en el cuarto, mientras que Bernabé Zapata también avanzó y se despidió Jaume Munar, pese a ir 2-0 ante Diego Schwartzman.
Alcaraz se vio al borde del abismo y, aunque no cayó (6-1, 6-7(9), 5-7, 7-2(6), 6-4), caminó por ese filo hasta que selló su triunfo ante un superlativo Ramos. El murciano, uno de los favoritos sino el primero para levantar la Copa de los Mosqueteros por una trayectoria espectacular, empezó como un tiro en el primer set pero la película cambió por completo con dos mangas para el catalán.
Ramos, con dos derrotas en su carrera ante Alcaraz pero bastante reñidas, jugó un tenis perfecto, metido en la pista, haciendo correr a la bola y aprovechando sus opciones de 'break'. En ese apartado, 8 de 31 aprovechó solo el de El Palmar, muy por debajo de su eficacia habitual o su agresividad al resto, obligado a la supervivencia.
Alcaraz, cuatro veces campeón en 2022, comenzó muy dominador sobre la pista Simonne-Mathieu, fuera de ella Ramos, una imagen que iba a cambiar y mucho después del 6-1 en 25 minutos. Ramos optó por intercambios más largos y creció en confianza y solidez, mucho más incómodo el murciano, que cedió la segunda manga en el 'tie-break'.
El catalán, con 12 presencias en París y cuatro títulos en tierra, enseñó su buen tenis, con la condición de zurdo añadiendo dificultad a su rival. Le buscó Ramos al revés y Alcaraz se vio sin respuesta, sin un buen servicio tampoco con el que evitar la derrota parcial también en el tercero. El de Mataró se lo creyó, muy valiente y cómodo gracias a su derecha efectiva.
Aún muy metido en pista, Ramos fue mejor también en el cuarto set, con la iniciativa, leyendo bien las dejadas de su rival y sin permitir la reacción de un Alcaraz contrariado por no ver respuesta. El murciano, reciente campeón en Madrid, cedió su saque en el octavo juego y, a continuación, Ramos tuvo la bola de partido que recordará mucho tiempo, que mandó a la red por una décima de más que tardó en colocarse para pegar con su derecha.
El partido cambió sin duda, no de arriba a abajo porque Ramos no se rindió y salvó de hecho tres bolas de set, pero para Alcaraz fue un borrón y cuenta nueva. El número seis del mundo forzó la quinta manga con mucho pico y pala, el que necesitó para llevarse casi cinco horas de partido. Pese al palo, Ramos comenzó rompiendo y aún rompería una segunda vez cuando Alcaraz ponía la directa.
No podía ser de otra manera que sufriendo, el murciano, de 19 años, levantó ese 0-3 y el catalán terminó desquiciado por las salvadas de su rival. Alcaraz levantó a la grada y hundió a su compatriota, mirando con alivio a su entrenador Juan Carlos Alcaraz, sabiendo que cualquier día puede torcerse el sueño, pero pensando ya en Sebastian Korda, su próximo compromiso y el único que le ha ganado en tierra en 2022, llamado a la gloria aunque juegue solo su segundo Roland Garros.