“Nico es auténtico porque siempre está haciendo bromas para fastidiarnos y se ríe un montón”. Esta es una de las muchas razones por la que Nicolás, de 11 años, es auténtico. El pequeño protagoniza junto a su padre uno de los miles de vídeos de la campaña ‘Auténticos’. Una iniciativa de Down España para reflejar la autenticidad de la personas con síndrome de Down en su Día Mundial con el objetivo de mejorar su inclusión en la sociedad.

La familia de Nico es hincha del Atlético de Madrid, pero el pequeño ha decidido ser del Real Madrid. Su padre, Rafael Esguevillas, está convencido de que lo hace para fastidiar: “Él sabe qué somos del Atleti y nos picamos con eso. Sabe que nos fastidia y como es un guasón siempre nos dice ‘¡Hala Madrid!’. Sabe que nos provoca y por es se ríe tanto”.

Pese a su afición por el club blanco y por Cristiano Ronaldo, el deporte que realmente apasiona a Nico es el rugby. Desde los siete años juega en el San Isidro RC de Madrid. Entrena todos los miércoles y viernes por la tarde y un sábado de cada dos, juega con el equipo sub-12 en los partidos del campeonato. Lo hace en una modalidad del deporte llamada inclusiva en la que niños y niñas con y sin discapacidad juegan juntos sin ningún tipo de regla especial o adaptación.

“Mis dos hijos mayores también juegan a rugby y cuando Nico cuamplió siete años quería hacer lo mismo que sus hermanos”, explica su padre. Y es que el rugby es uno de los deportes más inclusivo tal y como nos explica Rafa: “Es un deporte que sí pueden practicar porque es muy intuitivo. Hay que coger el balón y tirar para delante, si hay un niño con el balón hay que empujar o tratar de pararlo, pero no se necesita una técnica o habilidad específica con el pie o la mano”.

Con esta filosofía, desde hace cuatro años el San Isidro Rugby Club trabaja por la inclusión de personas con síndrome de Down a través del rugby, codo con codo con Down España y otros clubes de rugby que se han sumado al proyecto ‘Un placaje por la ilusión’. Por el momento, el San Isidro ha comprobado que niños con síndrome de Down o con capacidades diferentes al resto pueden jugar juntos hasta los 10-12 años. A partir de esa edad empiezan a surgir las diferencias y ya están trabajando para ver como solucionarlo con Nico como principal protagonista.

Sin embargo, Rafa subraya que el rugby no es el único deporte al que pueden jugar los niños con síndrome de Down. El padre de Nico destaca los beneficios de cualquier tipo de actividad, sobre todo, en equipo: “Lo que buscan estos chavales es relacionarse con los demás. Les encanta estar con otras personas, pero tienen problemas de comunicación porque les cuesta vocalizar y el estar dentro de un equipo les facilita esa interacción”. Algo que también beneficia al resto de compañeros porque aprenden a convivir en un entorno variado y a ayudar a los demás. Dos características que desembocan, según la propia experiencia de Rafa y su hijo Nico, en un equipo mucho más cohesionado.