El origen de esta reivindicación se remonta al año pasado, 2016, cuando el jugador Colin Kaepernick, entonces quarterback de San Francisco 49ers, decidió no ponerse en pie a la hora de recibir el himno estadounidense que da comienzo a todos los partidos de la NFL.

Su gesto pretendía repudiar el asesinato de varios ciudadanos negros por parte de policías blancos. Su acto adquirió trascendencia tras la conclusión del partido: “No me pondré en pie para homenajear a un país que oprime a la gente negra”.

En la siguiente jornada, Kaepernick volvió a repetir el gesto con una modificación: esta vez en vez de mantenerse sentado, se arrodilló. Fue entonces cuando comenzó su papel como activista. En la actualidad, es uno de los más influyentes de todo el deporte de Estados Unidos.

Miles de compañeros y seguidores de la NFL han copiado desde entonces el gesto de arrodillarse de Kaepernick ante las políticas de Donald Trump. Estas protestas no sentaron bien al presidente americano que llegó a decir: “Saquen del campo a esos hijos de perra”.

Las palabras de Trump no hicieron otra cosa que reforzar las protestas de la NFL. Trump publicó un tuit, en el que pedía a los dueños de los equipos que expulsaran a los instigadores.

La respuesta de la NFL ha vuelto a ser de unión: rodillas al suelo, brazos entrelazados... todos unidos ante las políticas de Trump. El deporte rey en Estados Unidos está dividido entre aficionados que apoyan al presidente y los que luchan contra la igualdad y por las leyes sociales.