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La primera regla en niñas deportistas: el ejercicio es beneficioso antes y durante la menstruación

Dra. Ana Membrive - Grupo Geseme 28/05/2018 12:47

Fue la ONG ‘Wash United’ quien lanzó en 2013 una campaña llamada 'Menstravganza' con el objetivo de crear conciencia sobre la menstruación. desde entonces, debido al éxito que tuvo, cada 28 de mayo se celebra el Día Mundial de la Higiene Menstrual. Una fecha en la que se pretende romper el tabú y normalizar este tema.

Hay quienes consideran que no es conveniente realizar ejercicio mientras se está menstruando debido al dolor abdominal y al sangrado. Si bien es cierto que esto afecta a nivel físico y mental, es importante destacar que pueden practicarlo durante todo el ciclo menstrual y no se contraindica la práctica de ningún deporte.

De hecho, se ha demostrado un cierto efecto beneficioso del ejercicio físico antes y durante la menstruación. El deporte promueve la producción de endorfinas (hormonas encargadas de proporcionar bienestar y disminuir dolencias), pudiendo contribuir a la reducción de los cólicos durante la regla, así como disminuir los molestos síntomas propios del síndrome premenstrual (retención de líquidos, sensibilidad mamaria, fatiga, náuseas, irritabilidad y nerviosismo).

Debido a la menstruación, el cuerpo de la niña está sujeto a numerosos cambios, en su gran mayoría provocados por alteraciones hormonales que sufre el organismo durante el ciclo menstrual. Dichos cambios (que se producen en toda mujer en edad fértil), se ven a su vez alterados por el deporte y son los que, de manera directa o indirecta, pueden afectar al rendimiento y a la salud, en general, de una deportista.

Hay que tener muy presente que los efectos de la menstruación varían enormemente de una niña a otra. Se asocian (entre otros factores) a: estrés, intensidades elevadas de entrenamiento, así como dietas severas con pérdida de peso excesiva y acelerada. La disminución del porcentaje de tejido graso en el cuerpo (necesario para la síntesis de hormonas femeninas) hace que los ovarios no produzcan los estrógenos necesarios para que el recubrimiento del útero o matriz se desarrolle y se genere la hemorragia menstrual.

Las alteraciones menstruales más observadas son: la oligomenorrea (una prolongación del ciclo; en vez de tenerlo una vez al mes podrá estar 2 o 3 meses sin tenerlo) y la amenorrea (ausencia casi total del ciclo menstrual; 3-4 veces al año). En el caso de las niñas y jóvenes deportistas, aquellas que realicen entrenamientos muy intensos, tienen más probabilidades de sufrir un retraso considerable de la primera regla (inicio a los 15 años: menarquía tardía) comparado con otras chicas de su edad (lo habitual es que se presente a los 10-12 años).

Es fundamental tener presente que estos trastornos hormonales provocan una disminución de la densidad ósea (adelgazamiento de los huesos debido a disminución de calcio y proteína colágena), lo que puede derivar en fracturas.

Si se lleva a cabo un control riguroso del entrenamiento de la deportista y de sus reglas (valorando la cuantía del sangrado, frecuencia y duración del ciclo, así como temperatura corporal basal en la fase de ovulación), se pueden prevenir los trastornos menstruales asociados al deporte.

Cuando se presentan alteraciones menstruales a causa de la práctica excesiva de ejercicio y/o de una dieta restrictiva, es conveniente que la afectada acuda al médico del deporte, ginecólogo y/o nutricionista. Si se detecta algún signo de alerta, lo aconsejable es disminuir la intensidad del mismo: se recomienda que sea ligero (por ejemplo, caminar, trotar o andar en bicicleta) y que se practique siempre que el esfuerzo no cause molestias adicionales.

Afortunadamente, en la mayoría de los casos, estos trastornos del ciclo menstrual son reversibles si la niña que los padece deja de practicar ejercicio físico de una manera intensa. Su cuerpo, poco a poco, va “reordenándose” y aproximadamente a los seis meses puede volver a tener el ciclo de una manera regular.

Las actividades en las que se aprecian más casos de trastornos menstruales incluyen ejercicios físicos intensos y prolongados (deportes aeróbicos como pruebas de larga distancia en atletismo, ciclismo o natación) así como actividades de danza (gimnasia rítmica, bailes latinos, ballet, etc.).

En resumen, el entrenamiento de máxima exigencia puede alterar el desarrollo de niñas y adolescentes, pudiendo retrasar la edad de inicio de su menstruación o provocar que ésta se suspenda. Sin embargo, cuando el deporte se practica de forma controlada y se complementa con una dieta equilibrada, fomenta el desarrollo físico, psicológico y social, aumentando la capacidad para tomar decisiones y favoreciendo la autoestima de las jóvenes deportistas.

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Dra. Ana Membrive, Especialista en Medicina del Deporte del Grupo Geseme.