En un pequeño pueblo del norte de Buenos Aires Melina Dongiovanni, una adolescente que nació con síndrome de Down está, sin quererlo, demostrando al mundo que con esfuerzo y pasión todo es posible. La historia de amor entre Melina y el patinaje comenzó hace poco más de un año cuando sus padres le regalaron unos patines para probar suerte.

La joven Melina, de 13 años de edad, acude al colegio cada día, pero sus padres quisieron complementar su educación con una actividad extraescolar, por lo que la apuntaron a patinaje. Pronto comenzó a destacar. Tan sólo le hicieron falta un par de semanas sobre ruedas para que sus profesores viesen que Melina tenía buenas aptitudes.

"Melina comenzó a practicar en casa, con unos patines de plástico que le regalamos por navidad. Al ver que lo hacía bien llamamos a un club de patinaje para apuntarla a clases. De primeras no dijimos que tenía el síndrome para evitar que la rechazaran", comentó Claudia, la madre de Melina, en una entrevista para una cadena de televisión argentina.

Dongiovanni entrena tres veces por semana junto a su club, esfuerzo que la ha llevado a alzarse con la medalla nacional de la Confederación Argentina de Patín y multitud de condecoraciones regionales. Ahora, esta patinadora quiere viajar al campeonato Sudamericano pero, ante la falta de recursos, tiene que hacerlo con unos patines prestados por su entrenadora.

Su familia está recaudando fondos a través de su página de Facebook para seguir dándole alas al sueño de Melisa de poder competir en el máximo nivel.

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