El golf es una disciplina deportiva que requiere de mucha técnica, concentración y habilidades que combinen ambas. Ante un recorrido en el campo, un jugador que no tenga una cabeza ordenada con un plan de juego, no logrará entregar una buena tarjeta. Y a la hora de combinar todos los factores, la elección de los palos para meter en la bolsa, es también parte del plan.
En el caso de los jugadores profesionales, la elección de los 14 palos de golf que entran en la bolsa puede definir el éxito o el fracaso en un torneo. Es evidente que, en estos casos, un equipo se encarga de dicha elección e intervienen factores como el tipo de campo, la preparación física del jugador e incluso su momento emocional. En el caso de torneos amateur, curiosamente, entran en juego los mismos factores, pero con la particularidad de que esos 14 palos los decide el propio jugador, aunque con los mismos criterios que pueda tener un profesional.
Y aquí están los protagonistas de nuestra bolsa, los palos. Es posible que la definición de "palos" haya pasado ya a la historia por los materiales de los que están fabricados hoy en día y que, fundamentalmente, son grafito y acero, pero lo cierto es que antes de llegar al punto de impacto en la base, es importante la elección de agarre (grip) y varilla. El grip es una parte importante en el tipo de juego y debe ser el adecuado a nuestra técnica de tal manera que permita buen manejo tanto en la subida y bajada de las manos, como en el momento del impacto. Debe tener una sensibilidad con la que el jugador se sienta cómodo en todo momento.
La varilla es otra de las patas sobre la que se sustenta un buen palo de golf. Suelen ser de grafito, que es un material muy usado entre los amateurs, y de acero, más pesado y recomendado para jugadores con un hándicap más bajo. Y como es lógico, hay una gran variedad de gama en cuanto al nivel de flexibilidad y aunque podríamos hacer muchas estratificaciones, vamos a agrupar esa clasificación en 5 tipos de varilla de mayor a menor: L (ladies flex), A (senior o amateur flex), R (regular flex), S (stiff flex) y X (extra stiff flex).
Se pasa de unas gamas de varilla de gran flexibilidad para un tipo de jugadores con poca velocidad de impacto en la bola, tipo L, que suelen ser mujeres y niños, a gamas que van subiendo de rigidez desde jugadores masculinos seniors, que suelen usar un A. Después, dependiendo del nivel, su físico y el hándicap, cada golfista elige una dureza concreta adaptada a su juego: R, S o X son los habituales para jugadores ya en el circuito profesional. Las medidas de las varillas suelen ser estándar, aunque hay veces que determinados jugadores optan por unos palos con un tamaño determinado relacionado con su altura, habilidad o sensaciones a la hora del golpeo.
Y llegamos a la clasificación de los palos de golf que, lejos de ser una solución sencilla, ofrecen una amplísima gama de opciones, tantas que muchas veces los jugadores tienen que hacer verdaderos actos de fe para confiar su juego a un palo u otro. Hay 4 grandes grupos de palos de golf que podemos definir de la siguiente manera: putter, hierro, híbridos y maderas.
El putter es el palo con el que se emboca en hoyo, por lo que casi siempre se usa ya dentro del green. Este, quizás, es el palo que más puede variar dependiendo del estilo del jugador. Por técnica, uso o altura del que lo maneje. La habilidad del golfista define el mayor o menor grado de acierto a la hora de lograr el objetivo.
El hierro, por su parte, sea el que tiene mayor variedad tanto de materiales, como de peso e, incluso, de denominaciones y categorías. Esto es debido a que, a diferencia del putter, el terreno y la condición física del jugador marcan la toma de decisión sobre el campo. Los hierros están numerados del 1 al 9 en función de los grados de la superficie de golpeo y se utilizan para distancias que pueden oscilar entre los 100 y 180 metros. Por ejemplo, el hierro 1, tiene 14º, mientras que el 9 llega a los 41º. Pero no podemos olvidarnos tampoco de los denominados wedges, con ángulos superiores y que se emplean en labores de aproximación al green, para variar altura y recorrido, y considerados por muchos jugadores los palos que ganan torneos. Hay que mencionar dentro de este grupo el gap wedge, con un ángulo de 60º para una distancia media de 80 metros. Muy usado y socorrido por su variedad de opciones en distancia y que, eso sí, exige mucha técnica en el golpeo.
Los híbridos son aquellos palos que se sitúan en un tramo intermedio entre el uso de los hierros y las maderas. Porque intentan conjugar la distancia que se logra con las maderas, pero asumiendo la manejabilidad de los hierros. Se utilizan en golpes de calle e intentan reemplazar los golpes de hierros que van del 1 al 5 o maderas del 3 al 11.
Por último están las maderas. Muy reconocibles ya que, por lo general, se emplean en el driver en las salidas del tee y tienen un ruido muy peculiar en el golpeo. Suelen ser de acero o titanio para equilibrar el peso y añadir ligereza en el swing. Seguramente es el palo más difícil de usar ya que la técnica y fuerza lo son todo. Dado que se emplea en distancias largas, la precisión determinará el resto de las decisiones que se tomen en el hoyo. Este driver lleva el número 1, mientras que el resto de maderas están numeradas del 2 al 12 y se utilizan para segundos golpes en hoyos de 4 ó 5 golpes.
Elegir los 14 palos para nuestra bolsa no es fácil: hay muchos tipos de palos de golf y, dependiendo de varios factores como las habilidades y el nivel de cada jugador, así como del campo y del recorrido habrá que decidirse entre unos y otros. El objetivo último será pasar un gran día practicando nuestro deporte favorito.