Aunque no tiene tantos seguidores como otros deportes mayoritarios, el boxeo ha sido, tradicionalmente, uno de los más importantes de nuestro país. Nombres como los de Pedro Carrasco, Pepe Legrá o Javier Castillejo han ayudado a crear una enorme afición por el deporte de las 12 cuerdas y son, por méritos propios, algunos de los mejores boxeadores españoles de la historia.

El primer gran boxeador español fue Baltasar Belenguer, apodado Sangchili y que fue el primer español que se convirtió en campeón del mundo. Fue el 1 de junio de 1935 y lo consiguió en el peso gallo versión IBU y en la plaza de toros de su ciudad, en Valencia, ganando a los puntos al panameño Alf Brown después de 15 asaltos. Sangchili fue un adelantado a su tiempo y vivió del boxeo durante años, peleando en países como Francia, Argelia o Estados Unidos.

En 1943 nacieron dos de los mejores boxeadores españoles de todos los tiempos: uno lo hizo en Cuba, Pepe Legrá, aunque se nacionalizó español en 1966; otro en Huelva, Pedro Carrasco, que ocupó tantas portadas en la prensa deportiva como en la del corazón por su boda con Rocío Jurado. Legrá llegó a España porque en su país de nacimiento el deporte profesional estaba prohibido y no tardó en hacerse un hueco entre los aficionados españoles.

Legrá conquistó el campeonato del mundo del peso pluma versión WBC el 24 de julio de 1968 venciendo al galés Howard Winstone en su propio país por KO técnico. Los aficionados recuerdan que el hispanocubano fue hasta la posición de Matías Prats, que retransmitía la pelea para Radio Nacional en directo, y ambos comenzaron a cantar el 'la-la-la'.

Carrasco, por su parte, tardó tres años más en conquistar el cetro mundial. Lo logró el 5 de noviembre de 1971, venciendo por descalificación al mexicano nacionalizado estadounidense Mando Ramos y convirtiéndose en Campeón del Consejo Mundial de Boxeo del peso ligero en versión WBC. Si Legrá era famoso entre los aficionados por "bailar" sobre ring ante sus rivales, Carrasco lo fue por su pundonor y sus famosos golpes como el 'bolo punch'.

Otro de los mejores boxeadores españoles fue Perico Fernández. El zaragozano se crio en un hospicio para niños sin familia y vio en el boxeo su salida para salir de la pobreza. Su ascenso en los rankings nacionales fue meteórico, pero fue en 1973 cuando se consagró, derrotando a Kid Tano para convertirse en campeón de España. Un año más tarde conquistó el cinturón continental derrotando a Toni Cruz y ese mismo 1974 se proclamó Campeón del Mundo del peso superligero en versión WBC, tras ganar a los puntos al japonés Lion Furuyama. Perico Fernández se fue transformando a lo largo de su carrera pugilística, pasando de un pegador a un boxeador mucho más técnico que le llevó a lo más alto.

En 1976, el tailandés Saensak Muangsurin derrotó por KO a Perico Fernández en julio de 1975 en Bangkok, arrebatándole el título. Lo que los aficionados españoles no esperaban es que lo recuperara otro boxeador español al año siguiente: el canario Miguel Velázquez se midió a Muangsurin y conquistó el cinturón de campeón del mundo por la descalificación del tailandés, aunque no le duró mucho: la revancha se produjo en octubre de 1976 y Muangsurin tumbó al púgil español en solo dos asaltos.

Pero si hay un púgil que puede ser considerado como el mejor boxeador español de todos los tiempos, ese es Javier Castillejo. 'El lince de Parla' es el único español (y uno de los pocos boxeadores del mundo) que ha ganado un cinturón de campeón del mundo en dos categorías diferentes: lo hizo primero en el peso superwelter versión CMB y, después, en el peso medio versión AMB. Castillejo siempre se quejó de que a los boxeadores españoles no se les reconociera su trabajo: "A los campeones del mundo les reciben las máximas autoridades; a mí no me saluda ni mi vecino".

Aunque Castillejo ha sido el mejor, sin duda el más mediático fue Poli Díaz, 'el potro de Vallecas'. Hubo años en el que no había pelea del vallecano que no fuera noticia y los famosos se pegaban por hacerse una foto junto al púgil de moda. Campeón de España y ocho veces campeón de Europa, peleó por el título mundial ante el gran Pernell Whitaker, que puso en juego su cinturón de los pesos ligeros en versión WBC, WBA e IBF. Poli aguantó los 12 asaltos e, incluso, pudo tumbarle en el último suspiro, pero terminó cosechando la primera derrota de su carrera. Tras su retirada, sus continuos problemas con las drogas terminaron llevándole por el mal camino e, incluso, llegó a entrar en la cárcel.

Estos son, a nuestro juicio, los mejores boxeadores españoles de todos los tiempos, aunque no los únicos: otros púgiles como el tristemente desaparecido José Manuel Ibar 'Urtain', Kiko Martínez, José Antonio López Bueno o Jorge Mata ayudaron a crear afición por este deporte en nuestro país.