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¡Ese padre no para de insultar! Claves de un entrenador para prevenir la violencia en el deporte base

Felipe Rodríguez 10/10/2017 15:52

Lo mejor, como casi todo en la vida, es la prevención para que esa situación no llegue a producirse. Es fundamental la comunicación con los padres de los deportistas de tu equipo para que conozcan tu trabajo y que ellos mismos te den sus impresiones de la marcha del equipo y de cómo están sus hijos.

En esas reuniones, que deben ser mensuales y comenzar antes de que se inicie la temporada, hay que abordar el problema del comportamiento de los padres en el campo. Si delante de todos aseguramos que no vamos a tolerar situaciones de malos comportamientos de cara a nuestros jugadores, sus rivales y los árbitros se lo pensarán dos veces antes de tener una salida de tono.

También es necesario ser un referente para nuestros jugadores y que sepan directamente que quien manda eres tú. Un simple “el entrenador soy yo chicos y el que de las instrucciones soy yo, no es ni tu padre, ni tu padre, ni el tuyo”, obviamente entre esos tres o cuatro jugadores a los que te diriges, a modo de ejemplo, debe estar el hijo de la persona a quien queremos corregir la actitud. Por experiencia no hay mayor vergüenza para un padre cuando grita que su hijo le diga en medio del partido “papá, ya tengo un entrenador. Es ése, el que está en el banquillo”. Os aseguro que es una de las mejores sensaciones como entrenador de equipos infantiles, no por la cara de poema que se le queda al individuo sino por la madurez mostrada por el jugador.

Una buena estrategia es tener aliados dentro del grupo de padres. Al final tu delegado, el que hace las fotos y el que te graba los partidos es un padre o una madre. Debes hacerles ver que ellos forman parte de tu equipo técnico, que no son padres convencionales y que son tan importantes como lo pueda ser cualquier jugador. Si les haces sentir así, ellos mismos se darán cuenta que forman parte del grupo y serán tus ayudantes. Normalmente a los gritones se les baja el calentón después del partido así que los otros padres pueden hacerle ver que lo que ha hecho no está bien y cuando son varias personas quienes se lo dicen, además del entrenador, puede que se de cuenta del error y se le caiga la cara de vergüenza, que no es para menos.

En cualquier caso, y aunque es el camino más largo, apuesta por la educación de tus jugadores. Para que cuando ellos sean padres no caigan en los mismos errores. Los niños y niñas de un equipo están para disfrutar con el deporte que hacen junto a sus amigos. Un partido no es una guerra y sin rivales y árbitros no hay partido. Así que, A JUGAR!!!

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Felipe Rodriguez. Es entrenador nacional y exjugador de rugby. Ha sido, durante seis años, selecionador sub 16 de la Comunidad de Madrid además de director de las Escuelas del Club de Rugby Alcalá, actualmente entrena al club KREAB Alcobendas, en categoría sub-18.