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Caminar o correr: principales diferencias del tipo de calzado

  • Las zapatillas de running tienen unas suelas más gruesas para favorecer la amortiguación

A la hora de salir a correr, hay que tener en cuenta que nuestro arma principal para el ejercicio serán las zapatillas. Una elección de un buen calzado se puede definir en función del objetivo que tengamos, dependiendo si nuestra intención es utilizarlo para hacer running de forma asidua o simplemente para salir a caminar, que también es un tipo de ejercicio.

Hay que tener diversos factores en cuenta en función de nuestro objetivo. La suela o los materiales influyen a la hora de hacer ejercicio, y no se pisa de la más forma corriendo que andando, por lo que se debe diferenciar entre los dos tipos de calzado a la hora de escoger la opción que mejor se amolde a nuestras características. Esto es especialmente importante para los corredores, ya que si se equivocan en la elección, puede derivar en lesiones.

Diferencias entre suelas para caminar y suelas para correr.

La diferencia principal entre las zapatillas para correr y las zapatillas para caminar es en el tipo de suela y la función que realiza, así como los materiales de la propia zapatilla. Las otras distinciones que pueden tener ambos modelos de calzado se centran más en aspectos técnicos que no tienen por qué influir a la hora de tomar una decisión.

La suela es donde se encuentra la diferencia principal entre unas zapatillas para correr y unas para caminar. El calzado de running tiene un diseño específico para reducir el impacto lo máximo posible, absorbiendo los impactos y facilitando un apoyo más firme. Al correr, hacemos más fuerza con todo nuestro cuerpo, depositándolo con más peso del habitual, por lo que es importante que esta amortiguación sea efectiva. Por otro lado, las personas que tengan que caminar, solo deberían preocuparse porque al pisar, el calzado sea cómodo y flexible.

Para poder garantizar la amortiguación de cada pisada al correr, las suelas deben ser más gruesas de lo normal en un calzado convencional. Por eso, es habitual ver cómo las zapatillas de running tienen una parte inferior más gruesa y densa, especialmente factible en la zona de la punta del pie.

Al correr estamos más expuestos a una mala pisada o a no estar tan atentos a los lugares en los que posamos los pies, por lo que, si no estamos protegidos con el calzado adecuado, es fácil caer en molestas lesiones que nos impidan hacer ejercicio durante un tiempo. Por eso, es importante que las zapatillas de running cumplan con el cometido a la hora de amortiguar los impactos.

Pero, ojo. Si utilizamos unas zapatillas de running para caminar, debido a su tamaño, también podemos incrementar las posibilidades de tropezar. Es importante tener claro el cometido y la idea de ejercicio que pensamos llevar a cabo a la hora de determinar en la elección de unas zapatillas.