La natación en el mar es uno de los deportes más fáciles de practicar en verano. Sin embargo, no es lo mismo practicar en la piscina que el nado a mar abierto, por lo que aunque se sea todo un experto en las aguas dulces de la piscina, hay que aprender a nadar en el mar con algunos consejos muy importantes. Aquí te vamos a dar algunos consejos para empezar a nadar en el mar.
El primero es ir poco a poco. Para dar el salto al nado en el mar hay que dominar previamente la piscina y, después, aclimatarse al mar. Por eso, comenzar poco a poco adaptándose al nuevo medio es esencial: en el mar hay oleaje, animales o cambios de temperatura, entre otros factores que nos afectarán. Ir cogiendo práctica poco a poco es fundamental para aprender a nadar en el mar.
Un buen consejo es comenzar con una boya de seguridad. Se trata de un accesorio que no es nada pesado, pero que ayudará a que seamos vistos tanto por las embarcaciones que puedan circular cerca de nosotros como por los propios socorristas de la playa en caso de que tengamos algún problema físico. Con una boya de seguridad estaremos siempre visibles y más seguros al practicar nuestro deporte favorito.
Hablando de seguridad, todos los expertos recomiendan nadar en paralelo a la playa. Lo mejor es introducirse en el mar hasta que pasamos la zona más frecuentada por los bañistas y antes de llegar a la zona de boyas que señalan los límites para nadar. A partir de ahí, al nadar en paralelo a la playa evitaremos encontronazos con otros bañistas que están disfrutando del mar o con las embarcaciones que transitan por la zona más alejada de las boyas de seguridad.
Hay grandes diferencias entre nadar en la piscina y hacerlo en el mar y una de las más importantes es la temperatura del agua. Dependiendo de dónde vayamos a practicar la natación el agua estará más o menos fría, pero la norma dice que, por debajo de 20 grados, es aconsejable utilizar neopreno. Una temperatura habitual en aguas del Cantábrico o el Atlántico, mientras que en el Mediterráneo suele ser algunos grados superior y no es necesario.
Otra de las grandes diferencias es el oleaje: en la piscina nadamos con el agua en calma, mientras en el mar las olas pueden movernos constantemente. En estos casos, varios consejos a tener en cuenta: no hay que tratar de nadar contracorriente, ya que la fatiga aumenta rápidamente; en caso de encontrarnos con olas, lo mejor es afrontarlas por debajo para que nos afecten lo menos posible; y el mejor estilo, sin duda, para nadar en el mar es el crol o estilo libre, ya que nos permitirá avanzar más rápido que cualquier otro.
Quienes se enfrenten por primera vez al nado a mar abierto también se darán cuenta de que no existen referencias en forma de bordes o líneas como en la piscina. Para que no nos afecte, hay que tratar de nadar en línea y fijando un punto como referencia para intentar ir todo lo recto posible: un edificio, un faro, una montaña, etc. Mirar hacia delante cada ocho o diez brazadas aproximadamente ayudará a conseguir ese objetivo.
Para protegerse del frío utilizamos el neopreno, pero aunque estemos dentro del agua también hay que protegerse del sol. Para ello es imprescindible utilizar crema solar de alta protección que sea resistente al agua, ya que evitarán que nos quememos al nadar. Además, algunas de esas cremas ya incorporan la protección contra las temibles medusas, por lo que es una opción muy interesante, sobre todo si vamos a nadar en zonas donde proliferan estos animales marinos.
Otro buen consejo es tener cuidado con las rozaduras. La sal del mar puede provocar más fricción al nadar en algunas zonas del cuerpo como las axilas o los muslos. Por eso, identificar cuáles son esas partes y prevenir el problema aplicando vaselina es la forma de no llevarse un susto cuando terminemos de nadar que pueda provocar quedarnos varios días en el dique seco.
Nadar a mar abierto implica estar a merced de la naturaleza y, aunque en la mayoría de las ocasiones no vaya a pasar nada, sobre todo si ya tenemos un nivel aceptable, nunca está de más nadar en compañía. Hacer deporte junto a otra persona no solo nos permite socializar, sino que también es una forma de prevenir posibles problemas físicos.
Por último, para nadar a mar abierto hay que ser conscientes de las corrientes marinas que hay en el lugar para no llevarse un susto. Si el mar está bravo hay que abortar directamente el plan de nadar en el mar, por sentido común. Pero, en el resto de ocasiones, preguntar a los socorristas por las corrientes es una buena idea para conocer la zona. Si, además, le cuentas los planes que tienes, te tendrá vigilado durante tu práctica deportiva.
La natación en el mar es uno de los deportes más divertidos del verano y una buena forma de hacer ejercicio durante las vacaciones. Para aprender a nadar a mar abierto hay que seguir una serie de precauciones que nos ayudarán a practicar nuestro deporte favorito de manera más segura y siguiendo estos diez consejos para empezar a nadar en el mar habremos dado un gran paso para divertirnos este verano.