La próxima semana se disputa el Mundial de ciclismo en ruta en Wollongong (Australia). Además de los Pogacar, Evenepoel, Van Aert o Iván García Cortina, habrá un participante que acapare también muchos focos. Será Rien Schuurhuis, un ciclista nacido en Groninga (Países Bajos) y marido de la embajadora de Australia ante la Santa Sede, que será el primer representante de El Vaticano en un Mundial. En Italia, ya le apodan "El ciclista de El Papa".

El año pasado la Ciudad de El Vaticano se convirtió en el miembro número 200 de la Unión Ciclista Internacional, lo que le permite poder llevar un representante a la cita mundial. En el pasado, Schuurhuis tuvo una modesta carrera como ciclista profesional trabajando para Black Inc Cycling Team (2016) y Oliver's Real Food (2018), para los que participó en carreras de Asia y Australia. Su resultado más destacado podría ser un puesto 40 en la campeonato neerlandés de contrarreloj. Junto a Rien, estará el ex ciclista y asistente de Nibali, Valerio Agnoli.

La Santa Sede lleva años preparando su inclusión en el deporte. Bajo la denominación de 'Athletica Vaticana', apostaron por el deporte amateur para ir conformando un equipo de representantes en nivel internacional. Hace unos meses, debutaron en los Juegos de los Pequeños Estados de Europa, como invitados, junto a otras naciones como Malta, San Marino, Mónaco o Andorra. Hace unas semanas, dieron paso más: La participación de Sara Carnicelli en la prueba de Medio Maratón de los Juegos del Mediterráneo disputados en Orán fue la primera gran aparición en una competición de nivel.

Detrás de esta iniciativa vaticana por el deporte, se encuentra un sacerdote aragonés Monseñor José Sánchez de Toca y Alameda. Un sacerdote aragonés y subsecretario del Consejo Pontificio de Cultura, que dio la idea de crear la primera asociación deportiva del estado tras coincidir con varios trabajadores en carreras populares de Roma. Tras la fundación de 'Athletica Vaticana' en 2019, un acuerdo con el Comité Olímpico Italiano les permitió constituirse como club y poder llevar a cabo entrenamientos y competiciones en Italia. Sin este consentimiento y apoyo, el equipo vaticano hubiera quedado reducido a poder competir únicamente en el interior de los muros de la Santa Sede, en sus plazas y jardines. Este reconocimiento es el primer paso hacia el deporte profesional. Sus próximos objetivos es participar en eventos de Judo y Taekwondo.