Las protestas de las últimas semanas en Irán han llegado a provocar que algunos aficionados decidan no animar a su selección para evitar que las gentes del país no se despisten en su verdadero objetivo: derrocar al gobierno del régimen. A pesar de que los propios jugadores internacionales desafiaron a los dirigentes del país decidiendo no cantar el himno en el primer partido de la fase de grupos, buena parte de la afición de Irán elegía no dejar respiro al gobierno.

Entre las voces críticas, indicaban que un buen rendimiento del equipo nacional haría que las manifestaciones y la presión descendiera e incluso que el régimen pudiera ponerse la medalla del resultado. Por ello, varios aficionados vivieron el decisivo encuentro ante Estados Unidos para animar a la selección norteamericana, una auténtica provocación en la mentalidad del país. Las malas relaciones internacionales.

Incluso, la situación se forzó hasta ver varias celebraciones en diferentes ciudades iraníes tras el final del partido por la celebración estadounidense y la eliminación iraní del Mundial de Qatar. Una imagen que generó un gran enfado entre los dirigentes del país que enviaron a las fuerzas y cuerpos de seguridad del régimen a disolver estas manifestaciones de alegría tras la caída del equipo nacional. En una de estas celebraciones, la policía disparó a los aficionados acabando con la vida de un joven de 27 años.

Según la ONG Iran Human Rights, "su nombre era Mehran Samak, le dispararon en la cabeza las fuerzas del Estado al salir a festejar la derrota en la Copa del Mundo en Bandar Anzali la pasada noche, como muchos por todo el país". Además, según informa la misma organización, el gobierno no ha entregado el cuerpo a la familia a pesar de manifestaciones en la puerta del forense. Una pésica noticia en un país que vive uno de sus peores momentos.