El Mundial de Qatar ha comenzado, no exento de polémica. La violación de derechos humanos sigue estando muy presente en el torneo, lo que ha llevado a muchos organismos a tratar de poner en jaque el torneo. Por ejemplo, un bar de Valencia se ha negado a retransmitir cualquier partido del campeonato a considerarlo "un Mundial manchado de sangre".
En un cartel colocado en su entrada, que normalmente utilizan para apuntar el menú o escribir chistes para sus "parroquianos", César Soler, que regenta el bar junto con su hermano Julio, anuncia el apagón televisivo durante los partidos de la Copa Mundial de la FIFA.
"Debido a que no aprobamos que se celebre un Mundial de fútbol en un país en el cual no se respetan las libertades fundamentales, no retransmitiremos ningún partido, incluidos los de la Selección Española", reza el anuncio, que concluye disculpándose por las molestias: "Pero nuestra moral no nos lo permite".
Según señala a EFE César Soler, "aparte de algún cachondo" que les ha dicho que le reserven "mesa para ver el fútbol", la clientela "apoya completamente la decisión", que tomaron "hace algo más de un mes" y que el dueño comunicó en sus redes sociales.
"La semana pasada lo puse en la pizarra, pero más que nada para la gente del barrio, que podía no haberlo visto en redes", asegura Soler, que lleva regentando el bar 25 de los 49 años que lleva el negocio abierto.
Para el propietario se trata de "una cuestión de moral", motivada por "el tema de los derechos humanos, las libertades fundamentales y el trato a las mujeres" en un país que ha organizado lo que considera "un mundial de sangre, como en la película 'Diamantes de Sangre', un mundial corrupto".
Será la primera vez que este bar, que normalmente no abre los fines de semana, no modifique su horario para permitir a los vecinos ver los partidos de un mundial. De este modo, este establecimiento situado en la calle Ángel Guimerà de Valencia, junto a una boca de metro y ante un colegio, se suma a la línea de gestos de protesta que ya han liderado personalidades como Dua Lipa o Shakira, que rechazaron actuar en la ceremonia inaugural.
El cartel de César y Julio se hizo viral cuando un usuario le hizo una foto y la compartió en Twitter, en un mensaje que acumula unas 300 interacciones, a las que ahora se suman las decenas de muestras de apoyo en las reseñas de Google y otras webs especializadas en restauración. Así, el compromiso del local ha adquirido ahora casi la misma fama que sus almuerzos, con bocadillos de tortilla y torreznos con nombre propio en el barrio.