Llega la Semana Santa, una de las épocas del año con más desplazamientos. Son varias las campañas de la DGT puestas en marcha para tratar de evitar que los conductores se salten los límites de velocidad, y evitar así muertes innecesarias. Vemos qué tipo de radares hay y cuáles son los límites de velocidad.
Fundamentalmente, todos los radares se dividen en tres tipos: fijos, móviles y de tramo. Los radares fijos son aquellos que están situados siempre en el mismo lugar y que nos encontramos normalmente en los paneles de información de las carreteras o en las avenidas de las ciudades, pero también pueden estar en cabinas situadas en el lateral de la vía.
Lo que no todo el mundo conoce es que hay más cabinas que radares, por lo que algunas de ellas están vacías. Los aparatos que controlan la velocidad se van cambiando periódicamente entre las diferentes cabinas, pero el mero hecho de que estén en un determinado lugar y de que se anuncie su presencia con carteles en las carreteras sirve para que los conductores reduzcan la velocidad para no ser multados.
Otros radares fijos son los conocidos como radar-cinturón. Hay más de 200 repartidos por España y su misión es detectar no la velocidad, sino que el conductor y los pasajeros llevan puesto el cinturón de seguridad. Si el sistema detecta que alguno de los ocupantes no lo está usando, envía directamente la foto al Centro de Tratamiento de Denuncias Automatizadas de León.
Dentro de estos radares fijos también hay que mencionar los radares de semáforo. Se trata de un dispositivo que no controla la velocidad, sino que se coloca en un tramo urbano para detectar si alguien se salta un semáforo en rojo. Están conectados con un semáforo por lo que, cuando este se pone en rojo, el radar comienza a hacer fotos: todo aquel que pase el semáforo después de haberse puesto en rojo será fotografiado… y multado.
Por su parte, los radares móviles son aquellos que se colocan en diferentes posiciones. Dentro de este tipo de radares hay varios subtipos.
Por último, están los radares de tramo. Como su propio nombre indica, se trata de dos radares que están colocados en un tramo de vía determinado y recogen el momento en el que pasa un vehículo. Después, calculan la velocidad media a la que ese vehículo ha recorrido ese tramo y, en caso de que supere la velocidad de la vía, se multará al conductor.
La función de todos esos tipos de radares es la misma: servir como elemento disuasorio para los conductores y, llegado el caso, detectar los excesos de velocidad en cualquiera de las vías en las que estén situados para multar a los infractores. Pero, ¿cuáles son los límites de velocidad en España? La respuesta depende, lógicamente, del tipo de vía que se esté utilizando.
Las autovías y autopistas son las vías en las que se puede alcanzar más velocidad: los coches y motocicletas pueden alcanzar los 120 kilómetros/hora, mientras que autobuses y caravanas pueden llegar a 100 y los camiones y furgonetas no pueden superar, en ningún caso, los 90 kms/hora.
En carreteras convencionales, es decir, las de doble sentido, la velocidad se reduce hasta los 90 kms/hora para coches y motos y a los 80 para el resto de usuarios. Es importante decir que, en este tipo de vías, los coches y motos pueden superar en 20 kms/hora los límites a la hora de adelantar, por lo que en determinadas circunstancias podrían alcanzar los 110 kms/hora.
En ciudad, la norma general es que se puede circular a 50 kms/hora, aunque la intención de la DGT es rebajar ese máximo a los 30 kms/hora. Sin embargo, cada ayuntamiento puede colocar limitaciones en determinadas calles, ya sea por la presencia de colegios, la estrechez de la vía, etc.
Por último, en carreteras sin asfaltar, el límite de velocidad es de 30 kms/hora para todos los vehículos. Eso sí, estas velocidades máximas no quieren decir que los radares de la DGT saltarán nada más sobrepasarse los límites. Existe la conocida como regla del 7: eso significa que, en las vías con velocidad máxima menor de 100 kms/hora hay que añadir un margen de tolerancia de 7 kms/hora al máximo de la vía. Por poner un ejemplo, si se pone un radar en una avenida cualquiera de una calle con una velocidad máxima de 50 kms/hora, el radar saltará cuando un vehículo alcance o supere los 58 kms/hora.
Para vías de 100 kms/hora o más, ese margen de tolerancia es del 7 por ciento. Tal y como explica la DGT, "para hallar la tolerancia 7% hay que encontrar la cifra a la que restando la tolerancia encontremos un valor de velocidad por encima del permitido (es decir que siga siendo infracción)". Por eso, en autovía o autopista, los radares de Tráfico no multan hasta que un coche alcanza o supera la velocidad de 131 kms/hora.
Hay muchos tipos de radares y todos ellos tienen el mismo objetivo: tratar de que los conductores no superen los límites de velocidad. Las multas de tráfico con la pena que toda persona quiere evitar cuando se pone al volante de su coche, pero hay que tener en cuenta que saltarse esos límites es mucho más grave que recibir una sanción económica: hay vidas en juego.