Con la llegada del invierno es imprescindible preparar tu coche para el frío. Dependiendo de dónde vivamos dentro de la península ibérica, la adquisición de un neumático de invierno es una inversión en seguridad y puede ahorrarnos más de un susto.
A pesar de la creencia habitual, un neumático de invierno no hay que montarlo únicamente cuando nos encontremos con nieve en la carretera, sino que lo ideal es que nuestro coche lo utilice entre noviembre y marzo, cuando las temperaturas pueden ser más bajas de 7 grados centígrados en una buena parte del hemisferio norte.
En nuestro país, los neumáticos de invierno no son obligatorios, pero en otros países sí lo son. La opción mayoritaria de los conductores españoles es la de montar neumáticos de verano durante todo el año, ya que hay temperaturas muy suaves a lo largo de buena parte del año. No obstante, en España también hace frío, y mucho, en determinadas regiones. Y, a pesar de ello, una gran cantidad de conductores no cambian el tipo de neumático en todo el año, con el convencimiento de que no es necesario.
En cuanto las temperaturas bajan por debajo de 7°C, los neumáticos de verano ya no son adecuados para garantizar la seguridad. De hecho, si hace frío, su goma se endurece y su eficacia en términos de frenado y de motricidad disminuye.
La goma de los neumáticos de invierno está compuesta de sílice y de caucho, algo que le permite mantener toda su elasticidad a baja temperatura, garantizando la mejor adherencia posible, incluso sobre suelo seco. Además, el dibujo, que es más profundo que las ranuras de los neumáticos para verano, permite una rápida evacuación del agua (el riesgo del temido aquaplaning se reduce considerablemente) o de la nieve si es necesario.
Otra ventaja de cambiar neumáticos en cada estación es que se aumenta el rendimiento kilométrico, pues unos neumáticos adaptados a las condiciones climáticas se desgastarán más despacio y ayudarán a reducir el consumo de combustible.
Sin embargo, la principal virtud de este tipo de neumáticos viene en el frenado. Sobre una calzada fría y húmeda, la distancia de frenado de un neumático de verano puede ser dos veces mayor que la de un neumático de invierno. Sobre la nieve o sobre el hielo, puede ser hasta 8 veces más larga.
Para diferenciarse, la mayoría de los neumáticos de invernales llevan el marcaje M+S (Mud+Snow) que indica que son adecuados para la nieve y los terrenos embarrados. No obstante, este marcaje no es más que indicativo por parte de los fabricantes y no te ofrece una garantía real de sus prestaciones en condiciones invernales. Es mejor la etiqueta 3PMSF porque para conseguirla hay que realizar unas pruebas exhaustivas y porque te asegura que los neumáticos de invierno son eficaces incluso sobre la nieve compacta.
Si incluyen un pictograma con una montaña de tres picos y un copo de nieve en su interior significa que, además, pueden utilizarse en carreteras con nieve en la que solo se puede circular con cadenas o con este tipo de neumático.
Normalmente, se diferencia entre tres tipos de neumáticos: neumáticos de verano, neumáticos de invierno y "all season" o todo tiempo, una opción mixta que no resulta tan eficaz como uno de verano en asfalto seco ni tampoco tan seguro como uno de invierno en condiciones meteorológicas complicadas.
No obstante, hay que tener en cuenta que hay tres grandes categorías que se diferencian por el diseño de la banda de rodadura: hablamos de los neumáticos simétricos, asimétricos y direccionales.
Los neumáticos simétricos son los más populares. Su banda de rodadura se caracteriza por un diseño con 2 mitades idénticas: presentan la misma escultura y el mismo diseño a nivel de surcos y tacos. Una de sus grandes ventajas es que se pueden montar independientemente de la posición y dirección de rodamiento. Principalmente, los podemos ver en coches utilitarios y compactos y destacan porque son silenciosos y duraderos.
En los neumáticos asimétricos el patrón de la banda de rodadura cambia según el lado al que está destinado el neumático. El lado interno está formado por hombros abiertos y pequeñas láminas para mejorar la tracción en caso de humedad y nieve, lo que permite una rápida expulsión de agua y reduce el riesgo de aquaplaning. El otro lado, el externo, se caracteriza por grandes bloques que mejoran la tracción en seco y la estabilidad en las curvas.
Por su particular diseño, no pueden colocarse de cualquier manera, sino que tienen una forma específica para aprovechar sus características (en el lateral se encuentra escrita la palabra "outside" que indica la dirección de ensamblaje)
Los neumáticos direccionales tienen un sentido de rotación único. Es decir, solo tienen una manera en la que colocarse para extraer al máximo sus virtudes. Por eso, tienen una marca en forma de flecha en el lado que indica la dirección de rotación. Están diseñados para una mejor tracción en mojado y nieve.
Como ves, los neumáticos de invierno, aunque no son obligatorios excepto en carreteras nevadas, son una excelente opción para los meses más frío del año, sobre todo si haces kilómetros: te aseguran el mejor rendimiento y la mayor seguridad.