Durante dos años la familia de Messi fue secuestrada por el Estado Islámico (ISIS), un largo y duro tiempo donde fueron castigados psicológicamente. Un dolor sin marcas externas pero que cambió la vida de este pequeño para siempre. La primera medida que tomó el grupo radical afectó por completo al pequeño que por entonces tenía tan solo tres años.

Su padre es un enamorado del fútbol y del Barcelona. Esta pasión le llevo a bautizar a su hijo como Messi. Pero ese nombre para el ISIS es “blasfemo”. El pequeño, entre lágrimas, fue obligado a rebautizarse con el nombre de Hassan. El balón y los juguetes fueron cambiados por las armas y la violencia.

La familia de Messi fue rescatada por tropas peshmergas kurdas en octubre de 2016, y en la actualidad viven en un campo de refugiados en Aqrah. Pero los daños psicológicos al pequeño ya no tenían vuelta atrás…

Según recoge un reportaje al canal ‘Kurdistan 24’, el menor no sabe si responder de nuevo por su nombre de Messi por miedo a represalias. Poco a poco intenta recuperar la ilusión por la vida y el deporte junto a otros niños en un campo de refugiados.

Es la dura historia de Messi, el niño al que el sinsentido de la violencia obligó a cambiar de nombre. Como él tantos y tantos menores.