“Skateboarding, ceguera y ‘rock and roll”. Así se define Marcelo Lusardi en sus redes sociales. Nació en Buenos Aires en 1997, pero vive en Santiago de Compostela desde hace varios años. Con 11 empezó a hacer skate, pero con 18 una enfermedad genética lo dejó totalmente ciego.
Tras dos semanas ingresado en noviembre de 2015, salió del hospital sin saber qué hacer con su vida. Bajó al skatepark con su bastón y su guitarra y empezó a llorar. Sus amigos se dieron cuenta de lo mal que lo estaba pasando y le animaron a seguir patinando. Marcelo no se lo pensó dos veces y al día siguiente bajó con su skate.
Desde entonces, asegura que volvió con más fuerza y que patina, incluso, mejor que antes. Aunque perdió el equilibrio y es complicado patinar sin ver, dice qué ha perdido el miedo y se siente mucho más seguro de sí mismo. Si patina en un skatepark que ya conocía antes de quedarse ciego, puede hacerlo sin la ayuda de su bastón. Sin embargo, si va a un lugar nuevo, se sube a la tabla acompañado de su bastón para guiarse y saber donde están los obstáculos.
Su lema es ‘Skate hasta que me mate’ y asegura que va a cumplirlo. Además, sueña con viajar por el mundo ayudando a personas con problemas. Es todo un ejemplo de superación y quiere demostrar al mundo que no hay nada imposible.