La imagen más icónica del Mundial de Baloncesto es la de un MVP señalando al cielo, un hijo que festeja con su madre fallecida su triunfo. Ricky Rubio nos da una lección de vida a la que agarrarse cuando hay dolor. "Le daba las gracias, era una persona muy especial y aún me sigue ayudando. Su recuerdo me lleva a superar mis límites". En 2016 su madre, Tona, falleció a causa de un cáncer. Dentro del dolor Ricky vio una luz a la que agarrarse. "Hablo con ella todos los días y creo que lo escucha todo porque la respuesta está ahí, me ha dado mucha energía para este Mundial y para seguir adelante".
Puede que sea un campeón del mundo, pero él tiene prioridades más valiosas. "Abrí una Fundación hace un año y esa era mi prioridad número 1", aseguró el base español.