"Quería ser recordado como una buena persona, más que como un buen tenista. He intentado durante mi carrera jugar con la actitud correcta en cada punto": estas palabras de Rafa Nadal cuando recibió en Australia el premio Stefan Edberg a la deportividad han quedado grabadas en su mente. Por eso, el tenista español es tan grande.
Durante el partido del Open de Australia contra el argentino Federico Delbonis que solventó el manacorí en tres sets, una bola se le escapó y alcanzó a una recogepelotas. El tenista español se asustó y lo primero que hizo fue ir a interesarse por la niña: "Me asusté mucho por ella. Era una bola rápida y fue directa a ella. Es una niña super valiente", explicó al término del partido.
Pero Nadal quería asegurarse de que la niña estaba bien un día después y estuvo con ella en la terraza del centro de tenis de la Federación australiana, junto a los padres de la recogepelotas y su hermano. Aprovechó, además, a hacerse un selfie con ella. Un gesto ejemplar.
"Muy feliz de ver que Anita está bien. También tuve la oportunidad de conocerla a ella, a su hermano Mark y a sus padres", publicó el tenista español en su cuenta de Instagram.